"La democratización de la información hace que hoy cualquiera pueda comparar las diferencias con el neoliberalismo en otros países.",¿Hace cuántos años ya que la CADE se percibe como unos días de vacaciones en Disneyworld para ricos, donde lo único que importa es la retórica ombliguista, y el pisco sour? ¿Desde cuándo un evento que reúne a los empresarios líderes –el vital motor económico del país– se volvió una parodia de sí mismo, o algo que casi nadie toma en serio? Ya no es tan simplón como decir “¡los rojos resentidos sociales nos odian!”. Quizá antes varios se tragaban esa respuesta. Pero el 2018, bien entrado el siglo 21, lograr ser un próspero empresario sí es posible en la vida, y no privilegio de unos pocos por herencias de abuelos magnates. Ya nos vendieron –o nos zamparon a la mala, también– la mitología del emprendedor y el capitalismo popular. El lado bueno es que en verdad se dinamizó la economía y luego de la recesión–saqueo de fines de los 90’s, del 2001 en adelante, objetivamente las cosas mejoraron mucho. Además, la democratización de la información hace que hoy cualquiera pueda comparar las diferencias con el neoliberalismo en otros países… y confirme que, si bien para algunos en el Perú ya hay dinero, al mismo tiempo existen semiesclavos que mueren quemados en incendios porque se les encerró con candado (¡!) Habernos hecho sentir que todos podemos ser empresarios, vino en combo con la autoestima de decir sin temor que acá varios tienen tanto prontuario como plata y apellido. O que declarar “hay campaña de destrucción contra nosotros” cuando se osa investigar a los corruptos… ya no funciona. Ya fue. ¿Las próximas CADE tratarán de recuperar el respeto del ciudadano, en estos tiempos en que todo sale a la luz? ¿Les importará recuperarlo? ¿O se aislarán más y más en su burbuja, hasta ser solo un club de señorones que van por el buffet?