Gran parte del atractivo turístico de la capital peruana radica en su historia milenaria y en su arquitectura que identifica su pasado prehispánico, virreinal y republicano. ,Ya sé por quién voy a votar: tiene experiencia y capacidad de gestión municipal. Tiene “calletano” y manejo político para no dejarse pisar el poncho. Tiene el respaldo de un partido tradicional que será remecido con su elección, una circunstancia útil para expectorar a oportunistas y aquellos que se creen dueños del partido. Comparto que no habrá mucho por qué extrañar la gestión de Luis Castañeda Lossio. El transporte es un desastre, la inseguridad campea, ese puente que no se cayó sino que se desplomó, y obras para el olvido como la alameda de la avenida 28 de Julio. Sin embargo, desde esta humilde trinchera me atrevo a recomendar la continuación de iniciativas que han revalorizado la historia de Lima. Me refiero a las investigaciones arqueológicas en Huaca Garagay, el Programa para la Recuperación del Centro Histórico de Lima (ProLima) e iniciativas como el de la Empresa Inmobiliaria de Lima (EmiLima) que ha restaurado y recuperado el Teatro Segura. Estas gestiones deben continuar. Gran parte del atractivo turístico de la capital peruana radica en su historia milenaria y en su arquitectura que identifica su pasado prehispánico, virreinal y republicano. Antes de su fundación en 1535 no existía Lima como ciudad, pero en su territorio quedan vestigios del esplendor de sucesivas culturas que modificaron su paisaje. Pese a su caótica expansión urbana, tenemos la suerte de contar con medio millar de “huacas”, canales “vivos” y santuarios prehispánicos. El equipo dirigido por el arqueólogo Héctor Walde logró recuperar los imponentes frisos de Huaca Garagay, un antiquísimo templo en “U” ubicado en San Martín de Porres. Mientras que ProLima realizó un arduo trabajo de identificación y restauración de viejas casonas del Centro Histórico. Sólo espero que el nuevo alcalde no paralice estas iniciativas que han favorecido a la ciudad.