Redes y enredos cotidianos en este país del todo vale.,Puede ser un caso más del quién fue primero, si el huevo o la gallina, el de si los políticos promueven comportamientos perturbadores de los ciudadanos, o si muchas autoridades de primer nivel se contagian de una sociedad en la que abundan comportamientos salvajes, indecentes y sin ética, con la justificación del ‘no he hecho nada ilegal’. El Perú es hoy el reino del todo vale y donde nada es ilegal, y donde los ciudadanos solo responden a estos enredos, por ahora, en las redes. El señor Manuel Liendo Rázuri insultó, escupió y amenazó con una pistola que rastrilló apuntando a otro automovilista que le llamó la atención por meterse contra el tráfico. La respuesta del troglodita, que no es guardaespaldas de criminal sino apoderado de farmacéutica, fue: “No herí absolutamente a nadie, no disparé a nadie, no choqué con nadie, no he cometido ningún ilícito”. La presidenta de la junta vecinal del Olivar de San Isidro, la señora Zoraida Paz, quien postula a regidora del distrito por Solidaridad, protagonizó un acto discriminatorio y racista al impedir que unos niños del colegio nacional ubicado en ese parque se tomaran una fotografía de promoción para el anuario escolar, aduciendo una ordenanza que fue desmentida por el propio municipio, y explicando luego que “yo no las he agredido, ni les he faltado el respeto” y que, como el pistolero Liendo, no cometió nada ilegal. El candidato a Lima Renzo Reggiardo decidió no participar en el primer debate electoral alegando problemas que solo parecen un biombo para no arriesgar su posición de puntero en la carrera. No será una ilegalidad que invalide su candidatura, pero es, evidentemente, una tremenda falta de respeto a la ciudadanía. Todas estas expresiones ciudadanas son parte de una misma cultura en la que el principal responsable de perseguir el crimen en el país, o sea el fiscal de la nación, el señor Pedro Chávarry, admite que mintió pero que “no lo hice con un afán de esconder nada ilegal sino para que mi institución estuviera limpia y fuera transparente”; en la que el fiscal supremo Tomás Gálvez dice, para proteger a su jefe, que “mentir no es causal de destitución, hay mentiras que no te descalifican”; donde el juez supremo César Hinostroza reclama que en el escándalo de sus audios “el tema de fondo es si hay delito o no en lo que uno hace”; y donde la jefa de la oposición, la señora Keiko Fujimori, filosofa sobre el verdadero sentido de la verdad: “Las mentiras hay que entenderlas en su propio contexto”.