El diálogo entre jueces César San Martín y Walter Ríos.,Cinco semanas después de que IDL Reporteros divulgara el primero de los audios que están desnudando la profunda corrupción judicial, en complicidad con la política, no hay día en el que no aparezca un nuevo diálogo –de calibre variado– entre los que hay, como en botica, de todo y, últimamente, para todos. Al inicio la audición estuvo más cargada al fujialanismo, revelándose inconductas que van desde el delito hasta la falta de ética, pasando, también, por situaciones solo anecdóticas, entre jueces y congresistas. El escándalo creó el contexto para que el presidente Martín Vizcarra construyera el liderazgo político que se le reclamaba desde el inicio de su gobierno, usando la anticorrupción –con la música de fondo de los audios– para rayar la cancha con una agenda nacional con foco en el referéndum. El ruido de los audios arrasó con el ministro de Justicia, el presidente del PJ, todo el CNM y algunos fiscales, y paralizó a la bancada de FP. La reacción del sector ‘afectado’ empezó hace dos semanas con la difusión de audios en los que se menciona al presidente Vizcarra en situaciones extrañas e inverosímiles –‘chupando Zacapa en casa de Toñito Camayo’–, y la advertencia de que se ha roto ‘el monopolio de la rockola’ pues, como anuncian, con tono de venganza, ya recibieron ‘sus’ audios. En ese contexto, anteayer apareció un audio en el que el vocal supremo César San Martín le pide al hoy detenido expresidente de la Corte Superior del Callao, Walter Ríos, el favor de agilizar un trámite en esa sede. Se trata de un caso familiar no contencioso (no hay litigio contra nadie) de interdicción en el que ya se había fallado –por lo que no se está torciendo una sentencia– para inscribir a su hermana en el registro de personas con discapacidad, y en el que solo se pedía celeridad en la remisión del trámite. La situación dista mucho de la conclusión festejada por varios, como la de un diario que ayer tituló en portada ‘Audio hunde a juez caviar’, y no es, en modo alguno, comparable –como pretenden algunos– con lo hecho y dicho por jueces como Ríos o César Hinostroza. Pero, sin duda, está mal lo hecho por San Martín, pues constituye un favor que no está disponible para miles de personas que se pasan la vida esperando esas comunicaciones judiciales, lo que debiera haber motivado a los integrantes de la Corte Suprema a preguntarse, si hasta ellos sufren con eso, qué podrían hacer para encontrar una solución que no solo les sirva a ellos.