Keiko Fujimori es la mejor alumna del fujimontesinismo.,Fuerza Popular no se detiene ni para respirar en su avance por la cooptación del sistema político, como creyendo que todo justifica su embate contra la institucionalidad democrática si esto allana el camino para la candidatura de Keiko Fujimori, y sin darse cuenta de que, de ese modo, esta mellando profundamente dicho objetivo pues recuerda lo peor del fujimontesinismo de los noventa. La más reciente expresión de esta decadencia ética fue revelada el domingo por Cuatro Poder con evidencia contundente que se suma a la que ya existe, de que FP ha construido en el parlamento una plataforma de seguimiento y ataque a personas incómodas para sus intereses por la única razón de que discrepan con el ideario de la mototaxi naranja. Ahí, el jefe de seguridad Walter Jibaja, junto con un equipo de militares en retiro que sirvió durante el fujimontesinismo y con amplia experiencia en operaciones encubiertas, han montado una base al servicio de Fuerza Popular para atacar desde congresistas que se opongan a este partido hasta a periodistas incómodos. En los videos divulgados se hace alusión, incluso, a las arengas al ejército de fujitrolls. Se podría alegar que se trata del simple derecho a la libertad de expresión, pero esto no apunta a eso sino a la construcción de una plataforma política y electoral, con recursos públicos, pagando sueldos a gente que son comandos de campaña para demoler honras. Dicho objetivo no solo es desarrollado desde el área de seguridad del congreso, sino utilizando la mayoría de espacios de ese poder del estado, los cuales van desde los puestos de asesoría a congresistas, incluyendo los del gabinete de asesores de la mesa directiva, hasta los medios manejados por el congreso, como un canal de TV que tiene una hora diaria en señal abierta en Canal 7. En cualquier democracia que se respete –aun en las de baja intensidad–, una revelación de esta naturaleza debería llevar al retiro inmediato de las personas comprometidas en los operativos y, también, a una investigación a quienes decidieron nombrarlos y que, a pesar de todo lo que ya se se sabe, los siguen respaldando, violentando de esa manera el sentido común, la ética y el juego limpio que debiera respetarse en la política. Por el contrario, Jibaja es defendido por los principales integrantes de FP, partido que avanza imperturbable demostrando de ese modo que el partido de Keiko Fujimori constituye un regreso al futuro de toda la inmundicia institucional lanzada en los años noventa por el fujimontesinismo.