No es que me sorprenda que una fujimorista después de hacerse de los medios económicos se preocupe primero por seguir en un cargo publico para seguir ganando mucha plata, y en lugar de pagar por formación con ese dinero –aunque sea por su secundaria– se lo gaste en mentir sobre su formación.,Los dos grandes escándalos de los últimos días en este país tienen que ver con la educación. Sí, la educación en nuestro país es un escándalo. Y me refiero a la “retoma” de San Marcos como si fuera la invasión de Irak; y a la revelación de que la fujimorista Yesenia Ponce ha mentido en su hoja de vida, al punto de inventarse a su profesor. Su supuesto maestro era en realidad alguien que vendía comida para perros y sus compañeros de pupitres eran amigos imaginarios. No es que me sorprenda que una fujimorista después de hacerse de los medios económicos se preocupe primero por seguir en un cargo publico para seguir ganando mucha plata, y en lugar de pagar por formación con ese dinero –aunque sea por su secundaria– se lo gaste en mentir sobre su formación. No es que me sorprenda, pero me duele, qué quieren. Ponce es una víctima más de la educación fracasada de este país y por eso ahora todos nosotros somos víctimas de ella y su ambición. El fujimorismo entero es producto de ese fracaso educativo, cultural, moral. Son los que llegan al gobierno y en lugar de fortalecer sus instituciones y servicios públicos, en lugar de invertir en educación, venden el país a las mineras y constructoras y petroleras corruptas para llenarse los bolsillo, mientras cultivan el clientelismo. Son los que roban, mienten y presiden la Comisión de Ética. Ponce es el reflejo de esta (in) cultura que rodea de inmunidad y trata con dedos de seda a una tira de sinvergüenzas, mientras pide la cárcel para universitarios que se atreven a demandar educación pública, gratuita y de calidad. ¿¡He dicho educación gratuita y de calidad!? ¡Qué hablas, terrorista! Así estamos, temen a los que piden derechos porque otros se encargaron de hacer creer a la gente que lo público es el cuco, para seguir vendiéndolo todo, también títulos. Los jóvenes de nuestras universidades públicas son supervivientes de la educación de este país como Ponce, pero a diferencia de ella, que ha elegido robar, ellos han optado por luchar valientemente por su derecho a estudiar.