Sea que Martín Vizcarra asuma el cargo de presidente o lo haga Mercedes Aráoz, el fujimorismo tendrá al frente a un gobierno debilitado.,Si Pedro Pablo Kuczynski quería dar argumentos al Congreso sobre su “incapacidad moral permanente” lo ha hecho con honores, con sus declaraciones acerca del informe de la Unidad de Inteligencia Financiera UIF, que ha puesto en evidencia sus maniobras para triangular los pagos recibidos de Odebrecht y posiblemente para evadir el pago de impuestos. En lugar de rebatir un informe sólidamente sustentado, Kuczynski lo ha calificado como “una vergüenza” y ha reaccionado como el patrón de un organismo que siente que debiera estar a su servicio: “¡El jefe de la UIF debe irse de inmediato!”. Su reacción -disponiendo que se despida al mayordomo- despeja cualquier duda en torno a la confusión cósmica que tiene sobre los límites que debieran existir entre sus intereses particulares y el manejo del Estado. PPK desplegó durante este año y medio una impresionante capacidad de cometer errores y estos han terminado pasándole factura. Finalmente, la traición que cometió contra sus electores, otorgando a Alberto Fujimori un indulto que prometió no dar y que día a día muestra nuevas irregularidades, colmó el vaso. Aún en medio de la dramática situación en que se encuentra Kuczynski sigue comportándose con una alegre inconciencia, despachando en función de sus intereses, sin calibrar la situación que afronta. Véase el nombramiento que realizó hace una semana, de Fiorella Molinelli como presidenta ejecutiva del Seguro Social de Salud, Es Salud, una entidad que mueve una enorme cantidad de dinero, cuyo manejo exige una trayectoria intachable, para asegurar que estos recursos serán bien utilizados. Fiorella Molinelli tuvo que abandonar el cargo de viceministra de transportes apenas un año atrás, por ser la artífice de una cuestionada adenda firmada por el gobierno de PPK con la empresa Kuntur Wasi, para la construcción del aeropuerto de Chinchero, Cusco. Las irregularidades de este convenio provocaron tal escándalo que obligaron al gobierno a resolver el contrato, que está actualmente investigado en la fiscalía y que debe resolverse a través de un arbitraje internacional, que previsiblemente va a costarle al Perú una millonada. A dos días de la sesión del parlamento en que deberá verse la moción de vacancia es imposible pronosticar el resultado. La República estimó ayer lunes que había 86 votos a favor, uno menos de los que se necesitan para que la vacancia se apruebe. Bastaría que dos o tres parlamentarios cambien de opinión para que el resultado cambie. Durante los próximos días se vivirá un intenso ajetreo en el Congreso. Fuertes rumores hablan de compra de votos y los entretelones de este proceso posiblemente se conocerán sólo luego de su terminación. Las generalidades de las organizaciones políticas van a votar diferenciadamente, con la posible excepción de la izquierda, lo cual contribuirá a hacer más precario el sistema político. Keiko Fujimori arriesga mucho en la apuesta y una segunda derrota, luego de la fracasada intentona de vacancia de diciembre, sería un desastre para ella. Pero, de ganar, el premio mayor es grande. La caída de PPK dejaría sin juego a su hermano Kenji, y una eventual decisión adversa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el indulto a su padre, Alberto, reforzaría fuertemente su posición, rompiendo el impasse actual en que la alianza de PPK con Kenji cierra el camino al acuerdo que la derecha pedía ardientemente, entre PPK y Keiko, “en nombre de la gobernabilidad”. Sea que Martín Vizcarra asuma el cargo de presidente o lo haga Mercedes Aráoz, el fujimorismo tendrá al frente a un gobierno debilitado, con un titular escarmentado por la suerte corrida por PPK. Keiko debe especular que en una situación así será fácil imponer sus condiciones, o colocar a Galarreta para allanarle el camino al poder. Sea PPK vacado o no, la crisis va a continuar. Mientras las reglas de juego sean las de la Constitución fujimorista de 1993, que brinda una fachada democrática a un orden diseñado para que gobierne siempre la derecha económica, excluyendo los intereses de las mayorías, seguiremos en el mismo círculo. Un mito que ha terminado pulverizado es el de la clase empresarial como la líder del proceso de construcción nacional. PPK, Lava Jato y el Club de la Construcción han mostrado de que madera está hecha nuestra burguesía y qué se puede esperar de ella. Hoy 19 de marzo ha fallecido en Trujillo Luis Benítez Jara. Lucho fue militante de izquierda desde su temprana juventud y nos tocó compartir muchas jornadas. Actualmente era el responsable regional de Nuevo Perú. Todos extrañaremos su bondad, generosidad, sencillez, y capacidad de entrega. Descansa en paz, Lucho.