Es urgente el financiamiento público de las campañas.,La principal responsabilidad de la podredumbre de la política peruana no es de empresas que, como Odebrecht, financiaron de manera indebida a los candidatos, sino de los propios políticos que diseñan normas para preservar la oscuridad del financiamiento electoral pues esto ofrece la oportunidad de hacer, de la política, un gran negocio particular. Al igual que Vladimiro Montesinos, cuyos videos de su salita pusieron en vitrina y con crudeza el backstage de la política y de cómo varias empresas resuelven sus problemas, los testimonios de Odebrecht han revelado cómo las campañas preservan un sistema intrínsecamente corrupto. Empezando por la desfachatez con que los políticos cuestionados han respondido a las graves implicancias del testimonio de Barata. En vez de exigir investigaciones a fondo, han proclamado, como Keiko Fujimori, su inocencia y el archivamiento de su caso, contando con el respaldo de sus acólitos como Rosa Bartra, quien ejerce las ocupaciones incompatibles de su escudera y presidenta de la comisión lava jato, la cual debiera ser disuelta ante la evidencia de la broma de mal gusto que significa tener a políticos investigando a otros políticos que son sus patrones en el partido. Keiko quiere convencer que es inocente porque a ella no le pusieron el dinero chin chin en su mano, sino en las de otros dirigentes de su partido. Pero lo que Bartra hace con Fujimori es lo mismo que hacen casi todos los políticos del país, y eso solo constituye una expresión más de cómo el sistema político está diseñado para proteger las malas prácticas. La base de este sistema podrido radica en el origen del financiamiento de la política, el cual está diseñado bajo reglas que incentivan que la oscuridad sea el patrón dominante. Desde empresas que prefieren que nunca se revele que financian a determinados políticos, y que solo lo sepan esos políticos que reciben el dinero para luego darle respaldo a las necesidades de esas empresas; hasta partidos y políticos de los mimos para quienes la penumbra es un buen biombo para llenar sus alforjas hasta la elección siguiente. Con las reglas actuales solo puedan ser elegidos en el Perú aquellos que tiene mucho dinero propio, o aquellos que tiene que recurrir a prácticas indebidas y corruptas. El país necesita con urgencia un sistema electoral con financiamiento público de las campañas, pero eso es imposible porque las normas actuales fomentan un gran negocio particular para muchos políticos que, cuando los ampayan, dicen que no sabían nada.