Pero a la vez 20 años de ruido político casi ilimitado ha sido posible porque todos los gobiernos han llevado adelante básicamente la misma política económica.,Los especialistas siguen insistiendo en que el llamado ruido político está dañando la economía, que puede dañarla aun más, y dan ejemplos. Aunque nunca plantean soluciones concretas con nombres y apellido, una parte de sus comentarios es evidente: define una situación casi fuera de control y está advirtiendo peligros si la política misma no cambia. ¿Qué están proponiendo sin decirlo? Pareciera que la cosa desde la perspectiva de la economía es simple: los políticos deben considerar la buena marcha económica como un bien superior y común, en nombre del cual una parte de los intereses particulares y personales debe ser sacrificada. Una suerte de alianza de salvación económica. El problema está en que los políticos no lo ven exactamente así. Para ellos la lucha por sus objetivos es el bien superior. Si ese bien no es alcanzado, los peligros económicos, y de todo tipo, serán mayores de lo que son ahora. Más aun si la administración de la economía llega a caer en manos de sus enemigos políticos. En efecto, es un diálogo de sordos. En dos decenios la percepción ha sido que las discrepancias entre las necesidades de la economía y las de la política no impiden que las dos esferas prosperen, en la forma de crecimiento económico y democracia operativa. Esto funciona como un desmentido a la idea del ruido político como esencialmente nocivo. La idea es que los especialistas de la economía no están realmente llamando la atención sobre posibles catástrofes, sino solo sobre un empobrecimiento de perspectivas: menos crecimiento, menos empleo, menos utilidades, menos ingresos del trabajo. Fenómenos que sin duda se traduciría en más conflictividad política, y un casi perfecto círculo vicioso. Pero a la vez 20 años de ruido político casi ilimitado ha sido posible porque todos los gobiernos han llevado adelante básicamente la misma política económica. El peligro siempre fue formulado desde la economía como un cambio de esa política económica. Concretamente un giro hacia la izquierda radical, o casi, como en otros países latinoamericanos. Quizás los especialistas en el fondo están hablando sobre la posibilidad de ese giro, sino mencionarlo con todas sus letras. Por ejemplo, sugiriendo que si la derecha se pelea demasiado entre ella, la izquierda radical va ganando nuevas oportunidades de acercarse al poder.