La imagen de los cuatro hermanos Fujimori sentados formando fila a los costados de su padre dice cosas. En teoría no es una foto política sino de familia, una reunión del reencuentro en libertad. Pero también es un mensaje al público sobre el deseo de un Alberto Fujimori convaleciente de mantener a sus hijos en torno suyo. Casi podría ser una de esas rígidas fotos de estudio. El par de hijos con designios políticos se ha apretado contra los flancos del padre, que es donde ocurren los asuntos de política. Contra todo lo que se sabe, no hay expresión de preferencia paterna por alguno de ellos. El otro mensaje que se desprende es que el suelo está, o parece, parejo en esa familia. Pero el lenguaje corporal de los cinco es más bien tenso, esperando con cierta impaciencia el momento de levantarse. El padre está serio, con la mirada clavada en la cámara. Los hijos sonríen, pero apenas. Son sonrisas atajadas por la perplejidad, que no le han hecho mucho caso a la instrucción del fotógrafo. Sin duda se les ve contentos, pero no cómodos. Si hay allí una gran felicidad, ella está siendo controlada, probablemente por el susto, y por un sentido de obligación. Después de todo la familiaridad con el día a día del poder del padre es un asunto de hace 18 años. ¿Qué viene ahora? No hay cómo olvidar, además, que los temas de la salud, aun en el caso de que no dieran para un indulto, son reales. Para Alberto Fujimori la foto es importante, ya que lo instala de lleno en un papel patriarcal. No el retornado dedicado al pulseo por una tajada del poder partidario, sino el jefe natural que siempre estuvo allí. Un nuevo comienzo (sus manos parecen listas para actuar). Es casi seguro que tiene por allí una foto similar con los cuatro hijos pequeños, y la madre. ¿Qué están mirando esas cinco personas? Su preocupación más bien es cómo serán vistos, casi sonrientes, nerviosos, aislados en una casa de La Molina, por quienes vean la foto, que será casi todo el mundo. Es casi seguro que una parte importante de la gente simplemente no cree en esa foto como momento familiar, y la considera posada, en el sentido de impostada.