Liliana Cabani Decana del Colegio Médico de Lima “A ustedes, los médicos, los quiero ayudar”, afirmó el presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, durante su intervención en la ceremonia del Día de la Medicina Peruana el 5 de octubre del año pasado, cuando en el marco de esta conmemoración le solicitamos tener “una mirada generosa con la salud” y nos ayude a los médicos a llevar servicios de salud de calidad para nuestra población. Un año después, la salud sigue esperando esta mirada generosa de sus gobernantes y las promesas hechas en materia de salud quedaron en promesas. Este sector aún no cuenta con un presupuesto acorde a las necesidades; la infraestructura y el equipamiento hospitalario tienen grandes carencias y los recursos humanos, entre ellos los médicos, adolecen de un trato laboral digno. Este panorama hace que nuestro balance del primer año de gobierno no sea auspicioso; así lo confirman algunos indicadores de salud pública como el incremento de la desnutrición crónica y anemia infantil, de enfermedades transmitidas por vectores como el dengue, de tuberculosis, además del deterioro de la salud mental. Si bien las graves deficiencias de nuestro sistema de salud no pueden corregirse en un año, ya que la crisis de la salud se viene arrastrando desde hace varias décadas y tienen orígenes estructurales (presupuesto insuficiente, sistema de salud fragmentado y centrado en la atención hospitalaria, ausencia de prevención y promoción de la salud, etc.), los médicos esperábamos que el nuevo gobierno implante las bases del cambio que requiere nuestro sistema de salud. Mientras tanto, las graves falencias de nuestro sistema de salud se evidencian cada vez que enfrentamos situaciones de emergencia, como las inundaciones y deslizamientos ocurridos hace unos meses, incendios o graves accidentes automovilísticos.