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Opinión

Cada día más cerca el fin de la impunidad del Sodalicio de Vida Cristiana, por Paola Ugaz

Nacido el 8 de diciembre, 54 años después han sido suprimidos y sus líderes enfrentan el último trance ante el Vaticano. Una respuesta a Dávila, su “último ecónomo”

sodalicio
Luis Figari, fundador del Sodalicio de Vida Cristiana | Composición: LR.

Vivimos en el tiempo de la posverdad. Emoción contra razón. Repeticiones insistentes como criterio de verdad. En este contexto, asistimos a la última temporada de esta larga saga que nos ofrecen los siempre creativos de “Producciones Sodalicio”. Esta organización católica suprimida por falso carisma y métodos sectarios, fundada en 1971 por el laico limeño Luis Fernando Figari, intenta llenar el horizonte con sus mentiras para no tener que rendir cuentas al Vaticano ni a los sobrevivientes del Sodalicio.

Hasta el 2015, la economía del Sodalicio navegó por aguas muy profundas. Sus nueve cementerios de lujo de “El Parque del Recuerdo” gozaban del aura de respetabilidad que solo la Iglesia Católica puede ofrecer en un país tan católico como Perú. Sus offshores (la primera fundada por Baertl, con sentido de humor “fino”, la llamó PUSAN, pues la Iglesia es ‘meretriz’ y santa para el refinado teólogo) funcionaban viento en popa desde Panamá ylas lslas Vírgenes Británicas, revirtiendo a sus negocios en Perú una plata originada presuntamente como “non profit”.

Entre 2016 y 2018, trasladaría los offshores a Denver, Colorado,Estados Unidos, tal y como hemos publicado en “LA REPUBLICA”. Sus libros contables y corporativos nunca pasaron por los organismos tributarios peruanos pues este holding empresarial, al amparo del Concordato de 1980, fue concebido por juristas y canonistas avispados como una “isla tributaria”: el sueño húmedo de todo empresario.

La estrategia de la desinformación

Todo iba bien hasta la publicación de “Mitad monjes, Mitad soldados” en el 2015. La denuncia de Pedro Salinas y quien escribe, no solo apuntaba a los abusos sexuales, físicos, psicológicos y espirituales cometidos dentro del Sodalicio. A partir de indicios fehacientes, en “La república” hemos publicado desde 2016 el manejo económico de esta suprimida organización bajo el paraguas del Concordato.

Como respuesta a esta crisis de reputación, el Sodalicio emprendió una estrategia de desinformación: polarizar desde su condición de empresa católica (todo ataque tendría su origen en los otros “los caviares” sean peruanos o extranjeros); repetir una y otra vez que su culpabilidad nunca ha sido probada (en un país donde es fácil jugar en los tribunales con las cartas marcadas); insertar una historia más o menos coherente, aunque vaga y fragmentaria, sobre el carácter no lucrativo de sus empresas (sin presentar nunca un balance completo de sus proyectos caritativos); afirmar controles externos de expertos imparciales, aunque estos técnicos solo ofrecen una presentación contable a partir de muestras, pero no controlan la gestión del negocio ni buscan irregularidades.

La última jugada

Esta estrategia de desinformación funcionó bastante bien mientras el Sodalicio jugaba única y exclusivamente en la liga peruana. Hasta que entró el Vaticano a partir de la “misión especial Scicluna-Bertomeu” enviada por el Papa Francisco a Perú tras el encuentro con quien escribe, el 10 de noviembre de 2022.

¿Cómo presentarse como grupo católico y atacar, a la vez, al Papa y a sus enviados? Las jugadas del Sodalicio han sido cada vez más arriesgadas en este sentido: intentar desprestigiar la misión especial con difamaciones, rumores o, directamente, con afirmaciones reñidas con la verdad más evidente. La última de ellas, la que están intentando posicionar con la ayuda de la española “Infovaticana” de Javier Tebas Llanas, es ya un evidente pastiche y, según se mire, un boomerang.

Según “Sodalicio Productions”, el Vaticano, a través de monseñor Jordi Bertomeu, les habría pedido dinero a cambio de no entregar información a las autoridades judiciales en Estados Unidos. Un insulto a la inteligencia de cualquier lector medio. El Sodalicio nunca ha defraudado a los que esperan su último movimiento desinformativo, pero esta vez se han superado en la capacidad de sobrepasar sus propios límites éticos.

Baertl en la Nunciatura de Lima

Este nuevo capítulo del sainete aún en curso empieza en la Nunciatura Apostólica el 4 de febrero de 2025. Gracias al inefable Bermúdez, el que quiere morir sodálite, el propagandista del régimen de terror que instauró Figari, hemos sabido que el sacerdote Jaime Baertl Gómez fue convocado a la Nunciatura por Monseñor Jordi Bertomeu para, en nombre del Vaticano, recibir una petición: ser honesto y justo ni que fuera por primera vez en su vida. El Comisario que entonces acompañaba la supresión del Sodalicio, tras señalarle que el Vaticano había detectado indicios de graves irregularidades económicas en las empresas del Sodalicio, habría apelado a la condición sacerdotal de Baertl y a su conciencia para que esta sociedad de vida apostólica, acusada de múltiples abusos, reparase de una vez a sus víctimas. Haciendo ello, obtendrían un parecer positivo de la Santa Sede cuando ésta, en un futuro próximo, trasladase los libros económicos del Sodalicio a los tribunales en Estados Unidos tras completar el estudio de la documentación.

En la estela de Montesinos

Baertl, con la proverbial audacia y soberbia con la que se ha movido siempre, cuando supo que Bertomeu también convocó al canonista Gonzalo Flores Santana (miembro de las empresas del Sodalicio y de la offshore Fundación Santa Rosa), habría decidido jugarlo todo a una última carta: continuando con la estrategia (ya fallida) de la desinformación, intentar desprestigiar a Bertomeu, a Scicluna, a la justicia vaticana y, como no, al Papa Francisco. Con un poco de manipulación e intoxicación de la opinión pública, quizás podrían convertir en una especie de “extorsión’’ una legítima invitación del Vaticano a atender a las víctimas. Todo aprendido de Vladimiro Montesinos, el que grababa a políticos, empresarios, hombres de negocios, artistas, mientras les sobornaba y conseguía favores e indulgencias.

El harakiri de Flores Santana

Entra en escena el chivo expiatorio, Gonzalo Flores Santana, enviado a la avenida Salaverry 600 con la obligación de grabar a monseñor Bertomeu, funcionario del Vaticano en misión diplomática. Una idea “brillante” de Baertl y otros dirigentes económicos del Sodalicio con una pequeña salvedad: para que funcionase, nadie debería descubrir el lugar, la fecha y el nombre del interlocutor de Bertomeu en un pequeño corte de audio convenientemente manipulado. En caso contrario, aquello podía acabar en un harakiri para Gonzalo Flores Santana. Como así ocurrió hace dos semanas por obra y gracia de Infovaticana, para la cual el subsuelo no tiene límites. Ni para los dirigentes económicos del Sodalicio. El padre Baertl, de familia minera, intenta hacer estos días desde Lima un ya imposible control de daños en esta voladura del Sodalicio. Puso un cartucho de dinamita en las manos de Gonzalo Flores Santana que estalló. Ahora acaba de hacer lo mismo con su última víctima, José Antonio Dávila.

Dávila en Nemi

¿Quién es José Antonio Dávila?. Se presenta en una misiva a “Infovaticana” como el “último económo del Sodalicio”, extinguido definitivamente el 14 de abril de 2025. Sin embargo, este ex asistente de temporalidades del Sodalicio calla que, sorprendentemente, continúa siendo el apoderado legal de una de las grandes propiedades del Sodalicio en Nemi, Italia: diversos documentos prueban que el Sodalicio, no obstante su extinción, con Dávila como apoderado, sin estar habilitado para ello por el Comisario Apostólico, intenta malvender dicha propiedad, burlando así al Vaticano y a los sobrevivientes. Dávila, como Flores, ha tenido que salir a defender lo indefendible.

“Ni en el Sodalicio ni en las instituciones y empresas vinculadas a su misión apostólica han existido evidencias comprobadas de corrupción económica en ninguna modalidad, ni de lucro indebido ni de lavado de activos. Así consta en auditorías realizadas por firmas internacionales y en pericias oficiales efectuadas por peritos registrados por el Estado peruano”. Dávila calla que ningún peritaje o auditoría externa investiga delitos. Su rol es técnico, no penal. Solo emite una opinión sobre la consistencia contable de los estados financieros. Dice que “todo encaja de manera razonable” en los balances y registros examinados. Dávila habría podido acudir también al argumento de autoridad, informando una vez más que el Sodalicio no solo tuvo auditorías externas, sino también internas, vaticanas, esta vez de la mano del cardenal Tobin.

En el 2016, ante las denuncias de los periodistas de presunto fraude fiscal y financiero en las empresas del Sodalicio, sociedad de vida apostólica de derecho pontificio, el Dicasterio de Religiosos, de la mano del Secretario Rodríguez Carballo, les envió un “Delegado ad nutum”, es decir, revocable en cualquier momento. Lo que tendría que haber sido un encargo serio y riguroso para Tobin, se convirtió en un ‘’té de tías’’.

Más bien existe la sospecha de que su rol fue más de asesor que de auditor, pues durante el ejercicio de su cargo parte de los bienes del Sodalicio cambiaron de apoderados o, incluso de propietarios. Además, coincidiendo con los Panama Papers, el Sodalicio movió sus offshores de Panamá a Denver, USA y, lo más grave, constituyó un fideicomiso o “trust” con el empresario y candidato presidencial del Opus Dei, Rafael López Aliaga. Con Acres Sociedad Titulizadora SA alejaría los 9 cementerios de “Parque del recuerdo” y otras propiedades de la Iglesia, es decir, de las víctimas.

Dávila también cita en su carta al Cardenal Gianfranco Ghirlanda, pero calla que el émulo de Vladimiro Montesinos, Gonzalo Flores Santana, fue el que en el 2000 solicitó a dos grandes canonistas, el jesuita P. Gianfranco Ghirlanda y el entonces arzobispo Luis Martinez Sistach su asesoría canónica para burlar a la hacienda peruana. El problema era poner sus cementerios privados bajo el paraguas concordatario. Para ello, los dos le sugirieron la figura de la “misión”, prevista en el art. IV del Concordato, no sin realizar una interpretación forzada de la ley. “A tenor del derecho canónico vigente, no puede la autoridad eclesiástica conceder la personalidad jurídica a una misión como tal, según tratan los cánones 770 y 771”. Pero también le dieron la solución: serían una pía fundación aunque “no es necesario, considero, que en la relación con la Administración (aún no eran “isla tributaria”) se diga que tal Misión canonicamente hablando es una fundación”. Iniciaba así el big bang del Sodalicio y la colaboración del cardenal Ghirlanda hasta los últimos estertores del grupo: el pasado enero de 2025, gracias a su intervención en Aparecida, reunido con los sodálites en un desesperado intento por blanquear el grupo con estatutos nuevos, se filtró que, por fin, el Sodalicio estaba en vías de supresión.

El inventario nunca entregado

En la carta enviada por Dávila a “Infovaticana” también dice que “deseo dejar constancia de que los bienes del Sodalicio han estado siempre a disposición de los liquidadores, conforme dispuso la Santa Sede”. Desde su fundación, este grupo mafioso construyó su mundo de fantasía con mentiras pero también con medias verdades. Esta de Dávila es una de ellas: los bienes que quedaron tras la supresión estarían “a disposición de los comisarios”.

¿Cuáles?. Según Baertl, el Sodalicio nunca ha tenido nada (“soy el mayor mendigo del Perú’’, ha llegado a afirmar no sin desparpajo). Según el palangana Alejandro Bermúdez Rosell, más fiable gracias a la pérdida de filtros cuando tiene sus estallidos de cólera,  ‘’el dinero operativo del Sodalicio está en manos de asociaciones civiles legítimas y autónomas, no son entidades eclesiales’’ (4 de agosto de 2025).

La pirueta lingüística de Dávila no puede esconder su malestar por el reciente nombramiento por parte del Vaticano de León XIV de dos Comisarios Adjuntos al Comisario Liquidador. Estos ayudantes de Bertomeu en Arequipa con Javier Del Rio a la cabeza, tendrán que exigir a los ex dirigentes del Sodalicio la entrega aún no realizada del inventario de los bienes y su archivo completo. Dos pasos imprescindibles para poder avanzar en la justicia. Quizás así, finalmente, sabremos todos cómo han intentado burlar al Papa y a las víctimas: el zorro deberá por fin entregar el mapa que usa para llegar a las gallinas  y comerlas a las espaldas del granjero.

 El juego se terminó

La ‘’torpeza’’ de este último affaire protagonizado por lo que queda del suprimido Sodalicio, esta vez con la habitual colaboración de la Infovaticana, no puede esconder el nerviosismo instalado en todos ellos. Infovaticana, no obstante el dinero invertido, ve fracasar su estrategia de laminar la credibilidad del Papa León y sus estrechos colaboradores, usando para ello cualquier oportunidad, se llame “caso Lute Vásquez de Chiclayo”, “caso padre Delgado de Toledo” o “caso Sodalicio”.

Este grupo,  por su parte, asiste con estupor al fin de la impunidad de la que ha gozado en Perú en los últimos 54 años gracias a los conocidos manejos del Padre Baertl con sus amigos poderosos, entre ellos, los corruptos expresidentes Alberto Fujimori y Alan García; los grandes empresarios como los chilenos Cueto, dueños de LATAM Airlines o los dueños de los medios de comunicación y empresarios de perfil un poco más bajo, como el aprista y fallido candidato a la presidencia, Hernan Garrido Lecca.

León XIV y el Vaticano

El Vaticano también vela por sus intereses. Además de la vergüenza por los abusos de todo tipo cometidos y aún no reparados, los organismos financieros del Vaticano habrían detectado indicios graves de delitos como lavado de activos y otros muchos de fraude tributario y financiero. El peruano y norteamericano a la vez Papa León XIV no quiere ser envuelto en una complicidad que podría ser juzgada con mucha dureza en su país natal. León XIV conoce y ha sufrido, en varias ocasiones, sea al Sodalicio, sea Infovaticana.

En descargo de Dávila y su desesperado intento por vender una vez más otra fantasía de “Producciones Sodalicio” se debe reconocer que sí ha dicho una verdad, quizás la única en su vida, en la carta de rectificación que dirigió a Infovaticana: es falso afirmar, a partir de los audios publicados, que haya una investigación en curso en los Estados Unidos.

Según nuestras fuentes, la documentación económica sobre las finanzas del Sodalicio aún no ha salido del Vaticano. En el artículo de Infovaticana, en su proverbial rigor periodístico, ni la fotografía de Dávila era verdad. En esto hay que dar razón al pobre Dávila, el último chivo expiatorio de Baertl.

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