La denuncia de Nicolás Maduro a los EEUU de estar montando una base militar en la zona del Esequibo, en Guyana, es interesante. No porque Washington sea incapaz de montar semejante base llegado el momento, si se lo permite el gobierno local. Sino porque la denuncia es, por el tema y el momento elegidos, un verdadero clásico de la desinformación chavista.
Las próximas elecciones presidenciales venezolanas son en este julio que viene, y en verdad ya han comenzado, como en otras ocasiones, con la descalificación total de los opositores. Maduro precisa un argumento patriótico para disimular que es un tremendo tramposo electoral, y lo seguirá siendo. Ir tras el petróleo guyanés también sirve para distraer de la virtual pérdida del petróleo venezolano.
Los EEUU, como era previsible, han negado la versión de Maduro. Además construir algo así parece innecesario. En diciembre pasado bastó que se acercara a las costas de Guyana un barco de guerra británico, el HMS Trent, para que cesara el avance del traqueteo de sables venezolano y sus 6.000 efectivos movilizados hacia la frontera, con una suerte de cruzada patriótica en mente. ¿Cómo están esas armas?
A lo largo de los años Caracas fue comprando una verdadera fortuna en armas rusas, pagadas con barriles de petróleo. A juzgar por el deterioro de la petrolera PDVSA, podemos imaginar el estado de ese lote de armas. Tampoco parece el chavismo en condiciones de ir a la guerra o Rusia de ayudar, invadiendo Guyana, si llega a suceder.
Es notorio cómo La Habana, la superasesora del chavismo en asuntos de espionaje interno y externo, control de masas y entrenamiento militar, se ha venido manteniendo al margen del apetito territorial de Maduro.
Con Washington, Londres y Brasilia ostensiblemente dedicados a defender a Guyana, y de paso a la presencia de sus propias empresas extractoras, es improbable que todo ese petróleo del Esequibo pase a manos de Caracas.
Con esta denuncia de Maduro a Washington termina un poco apetitoso romance pragmático entre los dos países propiciado por la invasión a Ucrania. EEUU quería acceso al poco petróleo que queda en Venezuela, y esta quería alivio frente a las sanciones que viene sufriendo el chavismo por ser antidemocrático. Las cosas han vuelto a su cauce, con el llanto antiyanqui en la vitrina.