Una expresión dramática de la crisis de un país es el aumento de sus ciudadanos que no quieren, pues no pueden, vivir ahí y tienen planes de irse, como hoy en el Perú.
El IEP registró ese sentimiento: 47% tiene intenciones de irse a otro país en los próximos tres años, y entre los jóvenes de 18 a 24 años, tres de cada cinco planean hacerlo. Ipsos identificó una razón: 65% cree hoy que el Perú está en retroceso y solo 5% que progresa, configurando el momento más pesimista en el país de las últimas tres décadas.
No todos lograrán irse, pero la salud mental del país anda en problemas si casi la mitad de su gente se pasa el día pensando en cómo largarse de acá.
PUEDES VER: IEP: el 60% de los peruanos apoyaría a un líder que acabe con la delincuencia sin respetar los DD. HH.
Migrar no es necesariamente malo, especialmente cuando se hace por la búsqueda de nuevos horizontes, objetivo que se fortalece en un mundo globalizado que nos acerca cotidianamente a realidades diversas y estimulantes.
Pero otra es la historia de los que deben irse porque la vida que les permite el país la consideran insufrible y la perspectiva es que la cosa se pondrá peor. Eso ocurre en Ucrania por la invasión rusa, Venezuela por el desmadre del chavismo, Nicaragua por ese par de criminales de Daniel Ortega y su esposa y, desde hace décadas, Cuba por la dictadura y el grave deterioro de la calidad de vida que obliga a dejar la isla.
El Perú conoce de esto. Desde el primer gobierno de Alan García muchos ciudadanos, más de tres millones, alrededor del 10% de la población total, decidieron irse a diferentes lugares. Hoy casi no hay estadio de fútbol en el mundo en el que la selección peruana no tenga una barra local de peruanos.
La fuga fue aminorando, pero se reactivó por la crisis política y económica que ensombrece la situación y perspectiva del Perú. Más de 400.000 peruanos viajaron en 2022 al exterior y no volvieron, cifra que sigue creciendo.
Un libro reciente de Luis Pásara, ¿Por qué no vivir en el Perú?, incluye reflexiones, testimonios y razones de más de seis decenas de peruanos que tomaron esa ruta entre las que abundan críticas al país como justificación. Irse fuera por una decisión personal es respetable, pues cada uno tiene motivaciones particulares, pero tener que hacerlo para sobrevivir es inaceptable.
Eso lo debemos cambiar en el Perú.