Todo se va alistando para el reinicio de la actividad del Congreso, con nuevos parlamentarios provenientes de representaciones políticas renovadas. En este período son usuales las negociaciones para acordar la composición de la nueva Mesa Directiva y las presidencias de comisiones, que se elegirán el 26 de julio.
Las voluntades políticas se van dando a conocer y los primeros tamizajes se plantean sobre la base de constituirse en apoyo u oposición de la nueva administración dirigida por Pedro Castillo. Hay voceros de organizaciones políticas que aseguran que la gobernabilidad es un imperativo, por la debilidad propia de un gobierno de Perú Libre, con un poco más del 50% de la votación. Otro sector plantea que ser oposición es ayudar también a gobernar, por los contrapesos que se demandan para evitar excesos o decisiones incongruentes con la marcha del Estado.
Ya se conocen los alineamientos iniciales, pero aún no se discute la agenda, que es la hoja de ruta de la vida parlamentaria. ¿Qué se espera de un nuevo Congreso? Básicamente que impulse políticas destinadas a mejorar las condiciones de vida, salud, educación, trabajo, justicia, para las mayorías que así lo esperan y que han votado para lograrlas.
La valla que deja la representación parlamentaria saliente no es muy alta, por su historial de blindajes, complots y repartijas. Junto con el ingreso de los nuevos congresistas a la escena pública, se busca una renovación de la forma de hacer política, que nos aleje de los viejos métodos, que tanto daño le han hecho al país.
El proceso electoral ha sido duro, nos ha dividido, ha generado una indeseada polarización; pero ya terminó, excepto algunos reclamos que están por resolverse. El clima de animadversión entre peruanos y de enfrentamientos debe concluir. No hay razones para seguir alentando el odio.
Es tiempo de construir y hay mucho por hacer para paliar los estragos que ha provocado el COVID-19 en la salud, la economía, el empleo, la educación, etc. Se requiere un espacio de consenso que busque soluciones y no bloquee; pero también requerimos de un estamento que garantice el bien común, haga posible el balance de poderes y defienda los valores democráticos.