Mérida. EFE
Prestadores de servicios turísticos de Quintana Roo y Yucatán siguen trabajando, a pesar de que se mantiene el bloqueo en las principales vías de acceso a la zona arqueológica de Chichén Itzá, que cada año registra más de 2,6 millones de visitantes.
“Ya son cuatro días de cierre de la carretera Valladolid-Mérida y no bajaremos la guardia, aunque la situación genere incertidumbre entre los turistas que desean conocer nuestra hermosa ciudad prehispánica”, comentó el comisario de Xcalacoop, Jeremías Cimé Ciau.
La medida que adoptaron para exigir la destitución del director de Chichén Itzá, Marco Antonio Santos Ramírez, a quien acusan de corrupción y de atentar contra la cultura maya, trajo “beneficios” a otros prestadores turísticos del oriente de Yucatán.
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El conflicto entre campesinos mayas y Santos Ramírez, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), “parece no tener fin”, mientras que autoridades de la Secretaría de Cultura y Gobierno de Yucatán no se han pronunciado por el conflicto.
Juan Cristóbal Orozco, presunto representante del Gobierno Federal, estuvo en los primeros días del conflicto, pero no logró ningún acuerdo con los campesinos, guías de turistas, comerciantes y artesanos.
El cansancio, por permanecer parados con pancartas bajo el rayo del sol y las bajas temperaturas de la madrugada, mantiene en vilo a los campesinos que hacen guardia en las vías principales para llegar a Chichén Itzá.
Por su parte, Marco Antonio Santos Ramírez, a quien culpan de colapsar la economía de campesinos, guías de turistas, vendedores y artesanos de las comunidades mayas aledañas a la zona arqueológica de Chichén Itzá, dijo que él está listo para acabar con el conflicto. “Todo se debe al interés de grupos que nos quieren ‘agarrar’ de bandera política para beneficiarse de la comunidad, pero aún así podemos entablar el diálogo, escucharlos”, dijo el especialista del INAH en Mérida.
Además, negó que sea un destructor de la cultura maya y sus prácticas milenarias, como la siembra de milpas. “Como antropólogo me dedicó a difundir la cultura de México”, dijo. Precisó que anualmente Chichén Itzá deja una riqueza considerable para el Gobierno, “pero ante este conflicto nadie levanta la mano, siento que estamos a la deriva, pero firmes, convencidos de que estamos haciendo lo correcto”.