Una ola de calor sin precedentes azota Brasil y, este domingo, Río de Janeiro se convirtió en el epicentro de un fenómeno climático alarmante al registrar una sensación térmica que superó los 60 grados centígrados. Con una marca de 62,3 °C en algunos sectores de la ciudad, este récord histórico ha generado preocupación y medidas urgentes por parte de las autoridades y la población.
El Sistema Alerta Río informó que, en el oeste de Río de Janeiro, la sensación térmica alcanzó los 62,3 grados centígrados a las 9.55 horas y marcó así la temperatura más alta en una década y la mayor desde que se iniciaron estas mediciones en 2014.
Esta cifra impactante se suma a un patrón de calor extremo que ha persistido durante varios días, con temperaturas que han superado los 55 °C en distintas zonas de la ciudad, como en el arbolado barrio residencial del Jardín Botánico, donde se reportaron 57,7 °C.
El sábado anterior ya se había establecido un récord con 60,1 °C de sensación térmica en el oeste de la ciudad y, ahora, este nuevo hito de 62,3 °C refleja la intensidad y la gravedad de la ola de calor que está afectando a la región.
A medida que las cifras continúan aumentando, las autoridades han emitido advertencias sobre las altas temperaturas reales, que han llegado a los 42 °C en algunos lugares de la ciudad.
La población de Río de Janeiro se enfrenta a condiciones extremas y se ve obligada a buscar formas de protegerse del calor abrasador. Raquel Correia, una asistente administrativa de 49 años, expresó su preocupación a la agencia AFP: "Estamos tratando de protegernos, de ir a un lugar más abierto, que tenga mar, pero hay que hacer algo para prevenir". Además, señaló el crecimiento de la población y la deforestación como factores que agravan la situación.
Las icónicas playas de Ipanema y Copacabana han estado abarrotadas, mientras que las autoridades han difundido consejos para sobrellevar el calor y los ciudadanos han buscado refugio en lugares como el parque de Tijuca, una reserva natural en pleno corazón de la ciudad.
Por otro lado, en São Paulo, la situación no es menos preocupante. La ciudad vivió el sábado último su día más caluroso del año, con 34,7 °C, una temperatura que también estableció un récord para un mes de marzo desde que comenzaron los registros en 1943.
El domingo, aunque hubo un ligero alivio, con temperaturas de 34,3 °C, la población sigue lidiando con un calor inusualmente intenso.
La situación ha llevado a muchas personas a buscar escape en los balnearios del litoral, lo que causa embotellamientos masivos en los accesos a São Paulo. Vanuza María Estevan, una residente de 40 años, comentó para la Agencia France Press sobre el cambio climático: "Antes no teníamos un calor como este, ahora cambió mucho, de un tiempo para acá".