La aviación israelí machacó el sábado el sur de Líbano, incrementando los temores de una guerra total, al día siguiente de un bombardeo que mató a 37 personas, entre ellas altos mandos de Hezbolá, en un suburbio de Beirut.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, canceló su su participación en la Asamblea General de la ONU en Nueva York debido, según alegó, a las "horribles masacres israelíes" en Líbano.
El movimiento proiraní Hezbolá, poderoso actor político y militar en Líbano, abrió un frente en la frontera con Israel hace casi un año, tras el inicio de la guerra en la Franja de Gaza, en apoyo a su aliado islamista Hamás.
En Gaza, devastada por el conflicto, la Defensa Civil anunció el sábado la muerte de al menos 21 personas en un bombardeo israelí de una escuela donde se refugiaban desplazados pero que, segiun el ejército israelí, servía de base a "terroristas".
En el norte de Israel, en la frontera con Líbano, la tensión se ha recrudecido y los cruces de disparos entre el ejército israelí y Hezbolá, cotidianos desde el inicio de la guerra en Gaza hace casi un año, se han intensificado.
Israel llevó a cabo el sábado nuevos bombardeos contra el sur de Líbano, bastión de Hezbolá, afirmando haber atacado "miles de plataformas de lanzamiento" de cohetes "listas para ser utilizadas" para disparar contra su territorio.
Por la noche, anunció nuevos ataques contra "objetivos de la organización terrorista Hezbolá en Líbano", sin dar más detalles.
Por su parte, el movimiento libanés indicó haber disparado decenas de cohetes contra posiciones militares en el norte de Israel, "unos 90" según el ejército israelí.
El bombardeo del viernes al sur de la capital libanesa, que dejó un enorme cráter, afectó a una zona densamente poblada.
El balance de 37 muertos, entre ellos tres niños, podría aumentar ya que "aún se están despejando los escombros" del edificio destruido, según el Ministerio de Salud.
"Estábamos en casa cuando escuchamos un estruendo. Pensamos que la guerra había estallado", declaró a AFP Zeinab, ama de casa de 35 años que pidió ser identificada solo por su nombre.
Una fuente cercana a Hezbolá indicó que el ataque iba dirigido contra su fuerza de élite, la unidad Radwan, que mantenía una reunión en un sótano, agregando que 16 de sus miembros murieron.
Hezbolá indicó que entre los fallecidos figuraba Ibrahim Aqil, jefe de la unidad, así como Ahmed Mahmud Wahbi, encargado hasta inicios de año de las operaciones militares.
Estados Unidos ofrecía una recompensa de siete millones de dólares por información sobre Ibrahim Aqil, considerado como un "miembro principal" de la organización que reivindicó el atentado contra la embajada estadounidense en Beirut en 1983, que dejó 63 muertos.
Este es el tercer bombardeo en el suburbio sur de Beirut reivindicado o atribuido a Israel desde el inicio de la guerra en Gaza.
La ONU se declaró "muy preocupada" por la situación y llamó "a todas las partes a la desescalada inmediata" y a "mostrar la máxima moderación".
La operación del viernes se produjo tras dos oleadas de explosiones de bíperes y walkie-talkies utilizados por miembros de Hezbolá, que entre el martes y el miércoles dejaron 39 muertos y casi 3.000 heridos en bastiones de la milicia en Líbano, según las autoridades.
Israel no comentó estos ataques, ocurridos sobre todo en la periferia sur de Beirut, así como en el sur y el este de Líbano, tres bastiones de Hezbolá.
El jefe del grupo islamista, Hasan Nasralá, lo acusó sin embargo de esas explosiones y prometió un "justo castigo".
Tras el bombardeo del viernes cerca de Beirut, el portavoz del ejército israelí Daniel Hagari aseguró que no tenían como objetivo provocar "una escalada amplia en la región".
Hasta ahora, los principales objetivos de Israel eran la destrucción de Hamás, en el poder en Gaza desde 2007, y el regreso de los rehenes que siguen retenidos en el territorio palestino.
La guerra en Gaza estalló el 7 de octubre de 2023, cuando combatientes islamistas mataron a 1.205 personas en el sur de Israel, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes, que incluye a los rehenes muertos o abatidos durante su cautiverio en Gaza.
De los 251 secuestrados durante la incursión islamista, 97 siguen retenidos en Gaza, aunque 33 de ellos fueron declarados muertos por el ejército israelí.
La ofensiva israelí en respuesta a esa incursión ha matado al menos a 41.391 palestinos, la mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud del territorio, que la ONU considera fiables.
En Ciudad de Gaza, en el norte, la Defensa Civil indicó que un bombardeo contra la escuela Al Zaytun C, que acogía a miles de desplazados, mató a "21 personas, entre las que hay 13 niños y seis mujeres", una de ellas embarazada.
El ejército israelí indicó que había "realizado un bombardeo dirigido contra terroristas que operaban en el interior de un centro de mando y de control de Hamás en Ciudad de Gaza".
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