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El país más insólito y excéntrico del mundo: la barba está prohibida para menores de 40 años y solo se pueden conducir carros blancos

Explora las peculiaridades de Turkmenistán, una nación centroasiática donde las reglas son tan extravagantes como sus dirigentes. Desde la obligación de conducir coches blancos hasta prohibiciones insólitas, este país te dejará asombrado.

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Turkmenistán se destaca como un país enigmático con extravagantes normas, desde la obligación de conducir coches blancos hasta la prohibición del ballet y la ópera. Foto: composición LR

Turkmenistán, una nación de Asia Central con abundantes reservas de gas natural y una historia de liderazgo autoritario, se ha convertido en uno de los países más misteriosos del mundo. Sus leyes extravagantes y el culto a la personalidad de sus líderes han atraído la atención internacional. Desde la prohibición de barbas para los jóvenes hasta la obligación de conducir coches blancos, este país ha establecido normas únicas que lo distinguen del resto del mundo.

La historia de Turkmenistán está íntimamente ligada a la figura de Saparmurat Niyazov, quien gobernó el país con puño de hierro durante décadas. Niyazov impuso un culto a la personalidad sin precedentes, convirtiéndose en una figura casi divina para sus ciudadanos. Bajo su mandato, se promulgaron leyes absurdas y se construyeron monumentos megalómanos en honor a su persona.

Turkmenistán tiene una larga tradición de culto a la personalidad, tanto con Niyazov como con su sucesor, Berdimuhamedow, quienes son honrados con estatuas y monumentos. Foto: Göran Höglund

Turkmenistán: El país donde los coches blancos son obligatorios

Una de las normas más llamativas de Turkmenistán es la obligación de conducir coches blancos. Esta peculiar ley, impuesta por el expresidente Gurbanguly Berdimuhamedov, buscaba crear una estética homogénea en las ciudades y, según algunos, atraer buena suerte. Como resultado, las calles de Ashgabat, la capital, están repletas de vehículos blancos que contrastan con los edificios de mármol blanco.

Esta ley es solo una de las tantas decisiones tomadas por el gobierno para mantener el control sobre la vida diaria de los ciudadanos. Desde la época de Saparmurat Niyazov, conocido por imponer su imagen en estatuas de oro y renombrar meses del año en honor a su madre, Turkmenistán se ha distinguido por imponer reglas que mezclan tradición, superstición y culto a la personalidad.

Ashgabat tiene el récord Guinness por ser la ciudad con más edificios de mármol blanco en el mundo. Foto: ArchDaily

Las leyes más excéntricas de Turkmenistán: Desde prohibir el ballet hasta celebrar el Día del Melón

Las leyes en Turkmenistán no solo afectan la estética urbana, también tocan aspectos culturales. Entre las prohibiciones más curiosas está la del ballet y la ópera, ya que Niyazov las consideró contrarias a la cultura nacional. Otro decreto insólito es el Día del Melón, una festividad anual que celebra la cosecha de esta fruta y refuerza el apego del país a sus tradiciones agrícolas.

Además, los hombres menores de 40 años no pueden dejarse crecer la barba, una medida que busca homogeneizar la imagen de los ciudadanos y evitar lo que el gobierno considere "descuido personal". Estas normas reflejan el control autoritario que se vive en el país, donde las libertades individuales están limitadas por normas que suelen parecer incomprensibles desde el exterior.

Reservas de gas natural y récords Guinness: Los pilares ocultos de la economía turkmena

A pesar de sus excentricidades, Turkmenistán posee una de las mayores reservas de gas natural del mundo, lo que la convierte en un país estratégico en el escenario energético global. Las exportaciones de gas son una fuente importante de ingresos para el gobierno, que ha invertido en grandes proyectos de infraestructura para aprovechar este recurso.

Turkmenistán es uno de los países más cerrados del mundo; el turismo y los extranjeros son estrictamente controlados por el gobierno. Foto: iStock

Paralelamente, Ashgabat, la capital, ha establecido numerosos récords Guinness, convirtiéndose en una ciudad de superlativos. Desde el edificio con forma de estrella más grande del mundo hasta la alfombra más grande tejida a mano, la ciudad busca posicionarse como un destino turístico único.