El jefe de la junta militar birmana pidió ayuda extranjera para mitigar los efectos de las inundaciones ocasionadas por el tifón Yagi, que causó al menos 33 muertos y más de 235.000 desplazados en este país diezmado por un conflicto interno.
Desde Filipinas a Birmania, pasando por China, Vietnam, Laos y Tailandia, el ciclón dejó a su paso un rastro de destrucción, con más de 300 muertos (la mayoría en Vietnam) y cientos de desaparecidos que pueden incrementar el cómputo final.
En Birmania, el líder de la junta, Min Aung Hlaing, dijo el viernes que "funcionarios del gobierno deben ponerse en contacto con países extranjeros para recibir ayuda de rescate y socorro que se suministrará a las víctimas", reportó el sábado el diario oficial Global New Light of Myanmar.
En la víspera, el portavoz de la junta, Zaw Min Tun, cifró en al menos 33 las personas muertas por las inundaciones, que también provocaron el desplazamiento de "236.649 personas". Algunas zonas quedaron incomunicadas, agregó.
También explicó que estaban indagando en las informaciones sobre desprendimientos de tierra en la región céntrica de Mandalay en los que habrían quedado atrapados decenas de trabajadores de minas de oro.
La catástrofe agrava la miseria de un país hundido en una crisis humanitaria, de seguridad y política desde el golpe de Estado militar de febrero de 2021 contra el gobierno civil electo de Aung San Suu Kyi, nobel de la paz.
Más de 2,7 millones de personas en Birmania ya se han visto forzadas a dejar sus hogares debido al conflicto civil entre el ejército y grupos étnicos y disidentes armados.
Medios oficiales informaron de que las inundaciones en la zona de Naipyidó, la capital erigida por los militares, causaron desprendimientos de tierra y destruyeron instalaciones eléctricas, edificios, carreteras, puentes y hogares.
Un habitante de Sin Thay, cerca de la capital, dijo el viernes a la AFP que pasó la noche subido a un árbol con sus dos hijos para protegerse de la crecida de las aguas.
En una aldea de la región de Mandalay, los vecinos tuvieron que montarse en elefante para llegar a las zonas no anegadas.
La petición de ayuda es extraña de parte de la junta militar, que en el pasado había bloqueado o frustrado la asistencia humanitaria exterior.
El año pasado suspendió las autorizaciones de viaje para unos grupos de cooperación que iban a asistir al millón de afectados por un poderoso ciclón que golpeó el oeste del país.
Naciones Unidas consideró entonces que era una decisión "incomprensible".
Y en 2008, cuando el ciclón Nargis mató al menos 138.000 personas en Birmania, la anterior junta militar fue acusada de bloquear la ayuda de emergencia y negar el acceso a trabajadores y provisiones humanitarios.