Un país de Sudamérica se prepara para entrar en un selecto grupo de naciones con capacidad para operar submarinos nucleares y convertirse en un referente tecnológico y militar en América Latina. Esta nación sudamericana, destacada por su fuerza naval, está dando pasos firmes hacia la culminación de un proyecto que comenzó hace décadas, pero que encontró impulso bajo su nuevo gobierno.
El esfuerzo por contar con esta avanzada tecnología marítima refleja su creciente influencia en el panorama internacional, pero también su compromiso con la seguridad regional. Con la ayuda estratégica de Francia, esta nación sudamericana busca finalizar la construcción de su primer submarino con propulsión nuclear, una iniciativa que fortalece sus vínculos diplomáticos y amplía su capacidad de defensa en su extensa zona económica exclusiva.
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Brasil se destaca como el primer país de Sudamérica que desarrollará y pondrá en operación un submarino de propulsión nuclear. Este proyecto coloca a la nación en una posición de vanguardia dentro de América Latina, al ser capaz de gestionar y ejecutar una tecnología que hasta ahora solo manejaban las grandes potencias mundiales. Esta capacidad refleja el crecimiento tecnológico y económico del país, pero también una clara intención de proteger y monitorear su soberanía marítima frente a posibles amenazas o incursiones ilegales.
Australia también se prepara para unirse a la lista de países con submarinos de propulsión nuclear, gracias al acuerdo AUKUS, en colaboración con Estados Unidos y el Reino Unido. Este desarrollo representa una parte crucial de la estrategia de defensa australiana en el Pacífico, donde las tensiones regionales y la necesidad de un gran poder naval justifican su inversión en tecnología nuclear. Al igual que Brasil, Australia busca con este paso afirmar su autonomía y capacidad defensiva en un entorno global cada vez más competitivo y desafiante.
Actualmente, las potencias globales como Estados Unidos, Rusia, China, el Reino Unido, Francia y la India mantienen flotas de submarinos de propulsión nuclear. Estos sumergibles, que incluyen clases como Los Ángeles, Ohio, Seawolf, y Virginia en Estados Unidos, o los clase Astute en el Reino Unido, son piezas clave en las estrategias de defensa nacional y proyección de poder a nivel mundial. El dominio de esta tecnología subraya la capacidad militar avanzada y la independencia energética y operativa que estos submarinos proporcionan durante largos períodos en el mar.
La construcción del submarino nuclear brasileño, bautizado como Álvaro Alberto, se lleva a cabo en el Complejo Naval de Itaguaí, cerca de Río de Janeiro. Este proyecto, que ha contado con una inversión inicial significativa y el apoyo de Francia, se espera que culmine y el submarino entre en operación hacia 2030.
Durante una reciente visita a Brasil, el presidente francés Emmanuel Macron expresó su firme apoyo al proyecto y destacó que este submarino "ayudará a proteger la extensa costa brasileña la (Amazonas Azul) y afirmará la presencia de Brasil en aguas internacionales". Este respaldo refuerza la cooperación técnica y estratégica entre Brasil y Francia, pero también garantiza la transferencia de conocimientos esenciales para la futura operación independiente del submarino por parte del gigante sudamericano.