En Estados Unidos, Marvin Haynes, de 35 años, fue liberado tras pasar casi dos décadas entre rejas por un homicidio que no cometió. La Fiscalía del Condado de Hennepin aceptó la invalidez de las pruebas que habían condenado a Haynes por el asesinato de Randy Sherer en una floristería de Minneapolis durante un atraco en 2004.
La reciente decisión judicial resalta la falta de fiabilidad de los testimonios que llevaron a la condena de Haynes, en 2005. La base de la acusación carecía de pruebas forenses concluyentes, como huellas dactilares o ADN, y tampoco se encontró evidencia de video que vinculara al acusado con el crimen.
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Al abandonar la prisión, Haynes expresó su gratitud a quienes lo respaldaron durante los años que estuvo privado de su libertad y reiteró su inocencia ante los medios de comunicación.
El juez William Koch, encargado de la audiencia probatoria de dos días, señaló las discrepancias significativas entre la descripción física proporcionada por el testigo principal y las características físicas de Haynes. Entre ellas, destacó las diferencias en edad, peso, estatura y longitud del cabello.
Durante la audiencia, Haynes afirmó su inocencia, respaldado por el testimonio de cuatro de sus hermanas. Foto: Mark Vancleave
El juez no solo desechó todos los cargos en contra de Haynes, sino que lo hizo con prejuicio. Aquello impide que puedan presentarse nuevamente. Durante la audiencia, Haynes afirmó su inocencia, respaldado por el testimonio de cuatro de sus hermanas, quienes testificaron que estaba en casa durmiendo poco antes del fatal suceso.
Los abogados del Innocence Project, que representaron a Haynes, celebraron su liberación y agradecieron a la Fiscalía del Condado de Hennepin por reconocer el error del pasado y rectificar la situación.
La Fiscalía del Condado de Hennepin estuvo de acuerdo con la defensa que el hombre había probado ante el tribunal de que la utilización de pruebas inestables violaba sus derechos constitucionales. Mary Moriarty, fiscal del condado, calificó el caso de Haynes como una “terrible injusticia” y enfatizó que la condena se basó principalmente en la identificación de testigos, sin pruebas forenses como huellas dactilares o ADN ni evidencia de video que lo relacionara con el crimen.