Un hombre que trabajaba como cuidador de una comunidad de casas móviles en Hinsdale, Estados Unidos, sorprendió a los ciudadanos del pueblo en el que vivía tras dejarles una herencia millonaria. Su carácter y vida sencilla hicieron que nadie se imaginara la importante suma de dinero que acumulaba. “Se sentaba en la ruta 119 y se relajaba viendo pasar el tráfico. La gente no sabía quién era”, dijo Kathryn Lynch, administradora del pueblo.
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Geoffrey Holt sorprendió a sus vecinos tras dejar una herencia de 3,8 millones de dólares a nombre del pueblo de Hinsdale. El hombre, quien contaba con 82 años de edad, trabajó como capataz en un molino de granos de Vermont y, tras el cierre de este, invirtió sus ahorros en varias industrias, como las telecomunicaciones. Aquello le permitió aumentar su poder adquisitivo.
Los vecinos de Holt solían verlo por el pueblo: manejaba su tractor cortacésped, iba a la tienda, se sentaba a la orilla del camino leyendo el periódico o viendo pasar el tráfico. Incluso hacía trabajos para las personas de la comunidad. A pesar de que le enseñaba a los jóvenes a manejar, había abandonado el automóvil, puesto que prefería su bicicleta y, al final, optó por el cortacésped.
Edwin 'Smokey' Smith, el mejor amigo de Holt y su exempleador, definió al hombre como una persona que "parecía tener todo lo que quería, pero no quería mucho", según recogió el medio New York Times. Asimismo, Diorio, presidente de la junta comunal, contó que sabía que Geoffrey "no tenía muchos familiares, pero de todas formas, dejarlo todo al lugar donde vivió, es un obsequio tremendo”.
Era común ver a Geoffrey Holt sobre su podadora descansando y con una vestimenta sencilla. Foto: Captura X/@leslibless
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Smith lo conoció en 1970, cuando el ahora fallecido se mudó a una de sus parcelas de tierra y vivió allí durante mucho tiempo. En el 2000, por fin, le reveló su riqueza: “Geoffrey no cambio nada cuando se enteró de que tenía siete dígitos en una cuenta de inversión”. En septiembre de 2021, Holt tuvo un derrame cerebral y se mudó en 2022 a un centro de vivienda asistida.
Según reveló el New York Times, en 2001, Geoffrey Holt se acercó a la Fundación Benéfica de New Hampshire y manifestó los propósitos que tenía planeado para su dinero. De esta manera, quedó pactado que, tras su muerte, el grupo se encargaría de dar los fondos. Todo este trato se dio en estricto privado, puesto que el hombre decidió guardar silencio y seguir llevando su vida tranquila.
Desde que las autoridades locales recibieron la noticia en septiembre, no ha habido una reunión oficial para discutir qué se hará con este regalo. Entre los posibles proyectos sugeridos por los vecinos, está reparar el reloj local o crear un curso de manejo en línea, ya que Holt era conocido por dar clases de conducción a jóvenes.