En la actualidad, el mundo gira en torno a las redes sociales y muchas personas consideran importante darse a conocer a través de estas plataformas, como es el caso de Sarah Bartlett, de 37 años, que vive en Estados Unidos y contó su mala experiencia, que inició en el 2015, al endeudarse con el objetivo de convertirse en una influencer.
Durante varios años, Sarah se dejó llevar por el deseo de proyectar una vida perfecta en redes sociales. Por tal motivo, decidió mantener ese estilo de vida, acumulando una deuda de US$14,540 dólares a través de 8 tarjetas de crédito.
Su obsesión por la ropa de marcas reconocidas, los teléfonos iPhone de última generación y los restaurantes costosos la llevó a gastar más allá de sus posibilidades financieras. Aunque sabía que estaba viviendo una vida que no podía permitirse, no estaba dispuesta a renunciar a los lujos que exponía mediante sus redes sociales.
Sarah Bartlett pagaba solo el mínimo de sus tarjetas de crédito cada mes, justificando sus compras impulsivas con la idea de "comprar ahora y preocuparse por ello mañana". Su necesidad de mantener una imagen de Instagram la atrapó en una red de deudas que se volvía cada vez más abrumadora.
A pesar de todo, las cosas tomaron un giro inesperado en 2021, cuando la cibernauta se mudó a una nueva casa con una hipoteca que excedía con creces su presupuesto mensual. La realidad de sus finanzas la alcanzó, y finalmente se dio cuenta de que no podía continuar viviendo una vida de apariencias.
A la fecha, Bartlett ha logrado reducir su deuda a US$908.00, un gran logro en comparación con los miles de dólares que debía anteriormente. Es por ello, que decidió compartir su historia para crear conciencia entre las personas sobre los peligros del exceso de las plataformas virtuales.