La Segunda Guerra Mundial es el conflicto bélico más relevante del siglo XX y se desarrolló entre los años 1939 y 1945, periodo en el que los nazis asesinaron a cerca de seis millones de judíos europeos. Sin embargo, miles de ellos lograron sobrevivir gracias a personas que los ayudaron a escapar del histórico genocidio.
Por esos años, el empresario alemán Oskar Schindler salvó la vida de 1.200 judíos, historia que fue inmortalizada en la película del cineasta Steven Spielberg, ‘La lista de Schindler’. Lo que pocos saben es que, en la misma época, un diplomático procedente de un país Centroamericano también apoyó a miles de refugiados.
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Un coronel de El Salvador, José Arturo Castellanos, marcó un hito en la historia por salvar a más de 30.000 judíos que eran perseguidos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se desempeñaba como cónsul general de su país en Hamburgo, Alemania.
El diplomático salvadoreño José Arturo Castellanos entrego miles de visados a judíos para que escapen del holocausto. Foto: Cronicast
El militar y diplomático, enviado a Europa por el gobierno del régimen del general Maximiliano Hernández Martínez, emitió documentos para miles de ciudadanos judíos de Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria y Rumania, quienes pudieron hacerse pasar por nativos de El Salvador para huir del exterminio.
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Según narran los nietos del diplomático Castellanos, quienes desarrollaron un proyecto documental sobre la hazaña de su familiar, el diplomático hizo amistad con un hombre de negocios judío llamado Gyorgy Mandl, quien le contó sobre su situación y lo sensibilizó acerca de la realidad a la que él y su familia estaban expuestos.
Al poco tiempo, ambos amigos idearon un plan para ayudar desde el consulado salvadoreño en Suiza, un país neutral. Sin dar aviso a su Gobierno, Castellanos emitió visas para su amigo Mandl y su familia, no sin antes modificar el nombre a Jorge Mantello, salvándolo así de una potencial deportación.
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Al ver que su plan funcionó, Castellanos y Mantello continuaron entregando visados a otras familias judías. A medida que la guerra progresaba, ambos comprendieron que no podían emitir visas con suficiente rapidez para ayudar a tantos judíos que corrían peligro. Por eso, distribuyeron de manera secreta miles de certificados de ciudadanía salvadoreña, cada documento protegía a una familia entera.
De esta manera, miles de judíos europeos se convirtieron en ciudadanos de un pequeño país de América Central, lo que los protegió contra la deportación y los arrestos. El coronel Castellanos se valió de su posición diplomática para convencer a los escépticos suizos y a otros oficiales de que los papeles de ciudadanía salvadoreña eran auténticos.
El conocimiento de la obra del coronel José Arturo Castellanos, quien murió en 1977, fue posible gracias a que algunos sobrevivientes judíos a los que ayudó fueron contactados por sus nietos, además del hallazgo realizado por un historiador y miembros del cuerpo diplomático.
De esta forma, la Cancillería salvadoreña nombró una comisión especial para investigar el caso y solicitar el reconocimiento ante el tribunal israelí de Yad Vashem, que tiene su sede en Jerusalén, institución que en 2010 le otorgó el título de 'Justo de las naciones' por su labor.