El presidente de Bolivia, Luis Arce, negó el encubrimiento al narcotráfico en el país y manifestó que hay una “coincidencia” con países como Brasil, Colombia, Paraguay y Uruguay de “regionalizar” esta lucha para intercambiar información y lograr operativos “exitosos”.
Añadió que tuvo conversaciones con mandatarios de otros países como Luis Inácio Lula Da Silva, de Brasil; Luis Lacalle, de Uruguay; Santiago Peña, de Paraguay, y que recibió una invitación del presidente de Colombia, Gustavo Petro, para asistir a una reunión en los próximos días sobre el narcotráfico. “Hay una coincidencia de que tenemos que regionalizar la lucha contra el narcotráfico, tenemos que intercambiar información de manera inmediata de lo que maneja cada una de las fuerzas especiales que controla el narcotráfico en cada uno de los países”, sostuvo Arce.
El expresidente Evo Morales, quien es líder del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), ha manifestado en reiteradas ocasiones que hay “protección al narcotráfico” desde el Gobierno de su exaliado Arce y que la percepción del país en el exterior es que Bolivia es “exportador de cocaína”.
Esas declaraciones se dieron en medio de una pugna interna en el MAS, que comenzó a finales de 2021, Morales y sus seguidores han denunciado varias veces una supuesta protección al narcotráfico por parte del Gobierno, algo que las autoridades rechazan.
Hace más de un mes es buscado en Bolivia el narcotraficante uruguayo Sebastián Marset, quien logró establecerse en el país con documentos de identidad falsos, fundar y jugar en un equipo de fútbol y manejar grandes cantidades de dinero sin que esto levantara sospechas. Marset ha difundido dos videos desde la clandestinidad en el que agradece al director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) por alertarle de su búsqueda y advirtió que si habla “la política de Bolivia se va a la mi*** (…) se les complica”.
El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, realizó un informe sobre los operativos contra narcos y manifestó que la mayoría de fábricas de drogas destruidas se encuentran en el Chapare, Cochabamba, región en la que Evo Morales es el líder de los cocaleros.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) estableció en su último informe anual que los cultivos de hojas de coca se incrementaron en Bolivia en un 4%, al pasar de 29.400 hectáreas en 2020 a 30.500 hectáreas en 2021.