Fundada en 1968 por 'la madre' Mirra Alfassa, Auroville comenzó como un asentamiento internacional con miras a una cotidianidad sostenible y armoniosa. En su acta constitutiva, la fundadora escribió que el territorio "no le pertenece a nadie en particular, sino a toda la humanidad". La única condición para vivir allí es que se debe ser "un servidor voluntario de la consciencia divina".
PUEDES VER: La historia de Rolando González, migrante venezolano que pidió auxilio y fue hallado sin vida
Casi media centena de años después, la también llamada Ciudad de la Aurora acoge a 2.500 civiles de 50 diferentes nacionalidades en 2.000 hectáreas, según estadísticas recogidas por la BBC. El desierto de los años 70 ahora es tierra de árboles y césped.
Desde 1982, Auroville recibe 200.000 dólares anuales por parte del gobierno indio. Otra de sus doctrinas es la independencia política: funciona sin el mando de un partido. Las decisiones se consensúan entre el secretario residente, un consejo consultivo internacional y una asamblea de residentes, esta última compuesta por todos los civiles mayores de 18 años.
En la economía, los aurovilianos practican el trueque e incentivan la filosofía austera. Los trabajos sirven a la comunidad, no para enriquecerse individualmente. Las jornadas laborales suelen tardar menos de cinco horas. Es por eso que, cuando en 2016 el gobierno retiró los dos billetes con mayor valor monetario del país, en la ciudad no tuvo efecto alguno.
Para arribar a la ciudad deberás emprender un viaje a la India. Una vez allí, tendrás que dirigirte al estado sur de Tamil Nadu. Desde ahí, la distancia que lo separa del Auroville es de 205 km, una suerte de casi cuatro horas de viaje en automóvil.