Por: El país, AFP y EFE
La guerra de Rusia en Ucrania escaló a un nuevo nivel: la rebelión de la milicia Wagner confrontó al presidente ruso, Vladimir Putin, a uno de los mayores desafíos de sus más de dos décadas en el poder, durante las cuales acalló a la oposición y trató de reconstruir una “Gran Rusia” mermada por el derrumbe de la Unión Soviética.
El levantamiento armado del jefe de los mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, transformado en un intento de golpe militar, al parecer solo duró un día. El viernes, tras tomar los edificios oficiales de la ciudad sureña de Rostov del Don (fronteriza con Ucrania e importante núcleo logístico para la guerra del Kremlin), lanzó una columna de blindados que avanzaban hacia Moscú sin oposición, como parte de su enfrentamiento con el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú.
Pero el intento de golpe de Estado dejará a Putin y su régimen debilitados en mitad de su contienda en Ucrania y de la contraofensiva de las tropas de Kiev. La viceministra de Defensa ucraniana, Hanna Maliar, ha afirmado este sábado que el golpe, que expone las grietas que ya invaden la sociedad rusa, es una “ventana de oportunidad” para sus fuerzas.
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El jefe del grupo de mercenarios rusos Wagner, Yevgueni Prigozhin, “se irá a Bielorrusia”, anunció ayer el Kremlin al comentar los detalles del acuerdo con el hombre que lideró durante las últimas 24 horas una rebelión armada contra la cúpula militar rusa.
“El caso penal que le fue abierto será cerrado y él (Prigozhin) se irá a Bielorrusia”, afirmó el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
Peskov, citado por la agencia TASS, agregó que tampoco serán perseguidos los otros “wagneristas” que tomaron parte en el motín debido a sus “méritos en el frente”.
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Por otro lado, los combatientes que no se rebelaron podrán firmar contratos con el Ministerio de Defensa, dijo.
En cuanto a las garantías de que Prigozhin podrá abandonar Rusia y llegar a Bielorrusia, Peskov aseguró que estas consisten en “la palabra del presidente” Vladimir Putin.
Trascendió que la decisión del jefe de los alzados se debió a la negociación del presidente de Bielorrusia, gesto que Vladimir Putin agradeció.
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Pronunciamiento. Vladimir Putin en mensaje a la nación. Foto: EFE
Las autoridades rusas elevaron este sábado el nivel de alerta en Moscú a un régimen de “operaciones antiterroristas” que prevé cierre de carreteras, seguimiento de las conversaciones a través de las telecomunicaciones o restricción de los movimientos. El alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, declaró —antes del anuncio de repliegue de Wagner— que el próximo lunes sería día no laborable, excepto para las fuerzas de seguridad y servicios urbanos, e instó a la ciudadanía a evitar las calles.
El presidente de EE. UU., Joe Biden, discutió ayer con los gobernantes de Francia, Alemania y Reino Unido la crisis en Rusia, en una conversación en la que coincidieron en mantener el apoyo incondicional de los aliados a Ucrania.
Según un comunicado de la Casa Blanca, Biden habló por teléfono con el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz; y el primer ministro británico, Rishi Sunak. Los líderes “afirmaron su apoyo inquebrantable a Ucrania”.
Los habitantes de Kiev afirman sentirse “muy felices” por la rebelión de Wagner y confían en que ese motín debilite a las tropas ocupantes de Moscú y favorezca la contraofensiva para recuperar sus territorios perdidos desde el inicio de la guerra.
El presidente ruso, Vladimir Putin, calificó este sábado de “puñalada por la espalda” para su país y su pueblo la rebelión del grupo paramilitar Wagner, y acusó a su jefe, Yevgueni Prigozhin, de haber “traicionado” a Rusia por su “ambición desmesurada”, durante un discurso a la nación.
A su vez, Putin prometió medidas “firmes” contra la “amenaza mortal” planteada por la rebelión armada del grupo paramilitar Wagner. “No dejaremos que eso vuelva a ocurrir”, dijo Putin tras aludir a la guerra civil que hubo en Rusia después de la Primera Guerra Mundial en su alocución.
El presidente ruso también aseguró que “se tomarán medidas decisivas para estabilizar la situación en Rostov (ciudad rusa ocupada por la milicia de Wagner), de la cual admitió en su mensaje que es “difícil”.
Durante todo su discurso, el líder ruso hizo un llamado a la “unidad” de su país.