Desde hace años, la humanidad se pregunta cómo será nuestra convivencia con tecnologías cada vez más avanzadas. América Latina, como espacio plural anclado a una historia compartida, no es ajena a esta interrogante.
El ChatGPT se ha convertido en un punto de inflexión si se la compara con otras inteligencias menos desarrolladas. Sin embargo, pese a lo 'revolucionaria' que pueda parecer, lo cierto es que esta ha rondado nuestra realidad desde hace varios años.
En ese sentido, La República conversó con Natalia Zuazo, periodista experta en política y tecnología, quien explicó el impacto que puede tener en la región, así como las nociones para comprender su naturaleza.
“Con la irrupción de toda esta supuesta nueva tecnología, que tampoco es tan nueva, lo que llamamos inteligencia artificial y los chatbots, si nos referimos al ChatGPT, nacen en los 60, la inteligencia artificial también”, comentó la consultora de la Oficina Regional de Unesco para América Latina y el Caribe.
Natalia Zuazo es autora de “Guerras de internet”, “Los dueños de internet” y “Manual de periodismo y temas de tecnología”. Foto: nataliazuazo.com
La evolución y crecimiento exponencial de la IA en los últimos años y en diferentes sectores trae consigo un intenso debate acerca de los potenciales riesgos inherentes a su uso, que pueden verse reflejados en distintos ámbitos, como el laboral.
La inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, ya está produciendo consecuencias reales. Esta se convirtió en la herramienta con la que un juez del Juzgado Primero Laboral del Circuito de Cartagena, en Colombia, resolvió una acción de tutela.
El letrado Juan Manuel Padilla García, bajo la Ley 2213 de 2022, que permite adoptar medidas de las tecnologías de la información a las actuaciones judiciales, decidió incluir en la resolución algunos conceptos que le arrojó ChatGPT, en medio de una demanda contra una empresa de salud privada para garantizar los derechos de un niño con autismo.
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Por otro lado, en Chile, cinco candidatos a la Corte Suprema incluyeron en sus exposiciones la discusión sobre el uso de la inteligencia artificial en las decisiones judiciales en el país.
Inclusive, en la presentación que hizo la empresa OpenAI, desarrolladora del ChatGPT, se realizó una demostración de cómo esta podía redactar demandas judiciales, aprobar exámenes estandarizados y crear un sitio web funcional a partir de un boceto dibujado a mano.
“Todos los cambios tecnológicos fueron modificando el trabajo a lo largo del tiempo, no es que este cambio tecnológico va a afectar de una manera que otros no lo hicieron”, sostuvo Zuazo.
No obstante, la también directora de la agencia Salto, especializada en comunicación, innovación y analítica digital, indicó que esto no se traduce en que los trabajos serán sustituidos por la IA, sino que funcione de manera complementaria. “En este caso, ciertas actividades más rutinarias podrían ser reemplazadas por ciertas tecnologías que ayuden en procesos cognitivos, pero muy automatizables”, agregó.
Anuncio de la integración de ChatGPT para Bing en Microsoft. Foto: AFP
De acuerdo al profesor de la Universidad de Nueva York Robert Seamans, quien participó en un estudio sobre cómo afectarán los modeladores de lenguaje como ChatGPT, GPT-4, Bing y Bard a las profesiones, el "telemarketing fue la ocupación que encontramos que está más expuesta a los cambios en el modelado del lenguaje", indicó a EFE.
En la lista también se encuentran los profesores universitarios de lengua y literatura, historia y de derecho; así como otras ramas relacionadas con la sociología, ciencia política y el derecho.
Lo mismo ocurre con matemáticos y escritores, según el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Pensilvania y OpenAI.
Zuazo acotó que lo que se requiere y lo que se recomienda es que siempre cuenten con una supervisión humana, ya que aún estas tecnologías se encuentran en una etapa de desarrollo. “Se recomienda lo que llamamos el principio de la supervisión y de la determinación humana. Porque lo que sabemos también es que en todas las inteligencias artificiales generativas lo que tenemos todavía hoy es una gran cantidad de sesgos y errores porque se están todavía entrenando los modelos”, sostuvo.
Asimismo, debe contar con un principio de trasparencia de explicabilidad “porque, por ejemplo, tenemos que poder explicar cómo se llegó a esa conclusión en un trabajo, si se va a evaluar una tarea o a una persona y eventualmente se la va a despedir de un trabajo, pero no se explica cómo se hizo ese sistema de evaluación, hay un despido injusto”.
Este, apuntó, es fundamental para que se cumplan con los principios de derechos humanos y los principios éticos de la inteligencia artificial. “En términos de trabajo, algunas tareas pueden ser reemplazables, pero es muy importante que, aunque algunas cosas puedan ir siendo reemplazables, contemos con la supervisión y determinación humana”, indicó la periodista.
Así como el principio de responsabilidad y rendición de cuentas sobre cómo se tomaron esas decisiones. “Tiene que ver respecto de los sesgos que tiene nuestro sistema y ahí hay un principio de equidad y de la no discriminación, es decir, que no estemos usando estos sistemas para provocar mayores desigualdades”, agregó.
“A medida que se van implementando estos procesos tecnológicos, estemos también controlando esta implementación. (…) Toda tecnología que no está orientada políticamente y que solo es una implementación tecnológica del mercado, claramente puede crear una nueva desigualdad”, sentenció Zuazo.
Ciertamente, los humanos parecen estar hechos cada vez más a la idea de hablar con máquinas. Al menos así lo demuestra la historia reciente. De ser prótesis acumulativas e intelectivas, la inteligencia artificial generativa ha pasado a ser una entidad de la que se espera enuncie una verdad a partir de la interpretación automatizada.
Sin duda, de lo que podemos estar seguros es que su potencial es, aún, infinito.