Thomas Midgley Jr. era un ingeniero mecánico y químico estadounidense, quien hace más de 100 años revolucionó la industria automovilística, causando uno de los mayores desastres medioambientales de la humanidad: la destrucción de la capa de ozono y la intoxicación de millones por inhalación de plomo.
Todo inició alrededor de 1920, época en la que los autos habían revolucionado el mundo, ya que se indicaba que eran más funcionales y ecológicos a comparación del uso que se le daba a los caballos como transporte. Sin embargo, los coches hacían un ruido enorme y los motores sufrían mucho por las explosiones en los pistones.
El ethyl brindaba más velocidad a los vehículos. Foto: Motorpasion
De esta manera, Midgley, quien trabajaba en la General Motors, presentó en diciembre de 1921 el tetraetilo de plomo, un aditivo que añadido al combustible redujo los ‘golpes’ —o pequeñas detonaciones— que dañaban los motores de los automóviles. Así, la gasolina con plomo, o como se le bautizó, ‘ethyl’, se convirtió en el preferido en los Estados Unidos.
Por ello, la General Motors, DuPont y Standard Oil crearon la Ethyl Gasoline Corporation y produjeron enormes cantidades del producto, que empezó a ser comercializado en 1923 y le originó a Midgley una cuantiosa ganancia de dinero. Curiosamente, la palabra “plomo” nunca se utilizó en el material publicitario o promocional, ya que esto alarmaría al público, que para entonces ya sabía de sus efectos negativos en la salud.
Las publicidades de Ethyl no mencionaron nunca que estuviera compuesto por plomo. Foto: Meteored
Es así que, casi instantáneamente, se inició con su producción. Decenas de trabajadores empezaron a alucinar, enloquecer y morir en la reciente inaugurada planta de fabricación de Nueva Jersey. En octubre de 1924, se reportó el fallecimiento de cinco empleados, mientras que otros 35 resultaron intoxicados.
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Buscando demostrar públicamente que su invento era del todo seguro, fue el mismo Thomas Midgley quien en una conferencia de prensa inhaló y se lavó las manos con el producto tóxico. Esto lo obligó a tomarse unas vacaciones para tratar las consecuencias de su contacto con el plomo, aunque públicamente siguió defendiendo el Ethyl e indicó que los trabajadores no habían tomado las precauciones adecuadas.
Thomas Midgley hizo una conferencia de prensa donde inhalo y se lavó las manos con el producto tóxico. Foto: Tim Mossholder/Unsplash
Con el visto bueno de la Dirección General de Salud Pública de EE. UU., el ethyl fue el más usado en todo el mundo durante décadas, hasta que, en 1965, Clair Cameron Patterson, geoquímico que había medido la edad de la Tierra, presentó su informe señalando que el plomo que se utilizaba en pinturas, latas de comida y en la gasolina lograron contaminar el planeta e infiltrarse en la sangre y los huesos de las personas.
No fue hasta 1986 que la gasolina con plomo fue prohibida en los Estados Unidos y, en 1998, en Argentina también. Entre 2000 y 2002, la Unión Europea hizo lo mismo. El último país en venderla fue Argelia, que dejó de comercializarla en 2021.
No fue hasta 1986 que la gasolina con plomo fue prohibida en los Estados Unidos. Foto: Pinterest
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Estudios posteriores indicaron que el plomo causó alrededor de 250.000 muertes al año por enfermedades cardiovasculares, de acuerdo con el Environmental Health Perspectives; además, redujo la capacidad intelectual de los niños. La Organización Mundial de la Salud estima que entre 15 y 18 millones de menores de los países en desarrollo sufren daños cerebrales permanentes debido a la intoxicación por plomo, el 90% de los cuales puede atribuirse a la gasolina con dicho elemento químico.
General Motors y Thomas Midgley no se dejaron detener tras el éxito del Ethyl, por lo que iniciaron con la fabricación de electrodomésticos, entre ellos, neveras. Este producto, que presentaron en 1928, resultó ser una novedad teniendo en cuenta los que existían en su época, ya que indicaron que no era tóxico ni inflamable.
Estas características se dieron gracias a la creación de un gas de la familia de los clorofluorocarbonos (CFC), que llamaron freón, el cual también se utilizó en equipos de aire acondicionado y en aerosoles.
Midgley buscó resolver un problema con los frigoríficos, por lo que uso un clorofluorocarbono (CFC) que llamó Freon. Foto: James Vaughan/BBVA Openmind
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En las décadas siguientes, este compuesto se hizo omnipresente en todo el mundo, descubriéndose con el tiempo que, con la liberación de este gas en la atmósfera, se contribuyó a destruir la capa de ozono, responsable de protegernos de la cancerígena radiación ultravioleta del Sol, y que en proporción generó más efecto invernadero que el empleo del automóvil.
No fue hasta 1974 que el científico mexicano Mario Molina reveló el gran daño que esta habría sufrido a causa de la emisión de estas sustancias. Con la firma del protocolo de Montreal, en 1987, la utilización de los CFC comenzó a disminuir, siendo prohibidos definitivamente a finales del siglo XX. Según especialistas, la capa de ozono estará completamente recuperada en 2060, únicamente si se mantienen las acciones de protección.
Thomas Midgley Jr está inhalando CFC y apagando una vela para mostrar su supuesta inofensividad. Foto: C&EN
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En 1940, Midgley contrajo la polio y quedó paralizado. Debido a ello y a sus dotes de inventor, creó una cama con un sistema de poleas que le permitía moverse en su cuarto sin ayuda. Sin embargo, cuatro años después, el 2 de noviembre de 1944, se enredó con los cables y murió estrangulado a los 55 años de edad. Nunca se aclaró del todo si fue un accidente o un suicidio.
Thomas Midgley murió estrangulado por su propio invento. Foto: @RafaelPoulain/Twitter