Los macabros experimentos de Robert Cornish, el científico que revivió perros y quiso probarlo en humanos
El científico logró resucitar a 2 perros, pero su más grande anhelo eran los humanos. Un preso condenado a muerte iba a ser su conejillo de indias, pero sus planes se vieron truncados.
Robert Cornish era un científico muy popular en la década de los 30 debido a sus excentricidades en el mundo de la ciencia: uno de sus experimentos fue el resucitar a los muertos. El estadounidense creía que podía devolverles la vida a las personas ya fallecidas y comenzó a experimentar con animales.
Utilizó cinco perros en sus estudios científicos, los cuales fueron nombrados por el científico como Lázaro, personaje de la biblia que resucitó después de cuatro días gracias a Jesús. Cornish consiguió resucitar a dos de ellos, pero su objetivo principal era revivir a los humanos. ¿Lo habrá logrado?
Robert Cornisg consiguió resucitar perros, pero aún no se sabe si funcionaría su método en humanos. Foto: Twitter @TlahuacMx
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¿Quién era Robert Cornish?
Robert E. Cornish nació el 21 de diciembre de 1903 en California, Estados Unidos. Fue una joven promesa, ya que a sus 18 años logró graduarse como biólogo de la Universidad de California y 4 años más tarde consiguió el doctorado.
Por su nivel académico, el joven Cornish fue rápidamente contratado como investigador científico en los laboratorios de Berkley. Una de sus primeras ideas fue desarrollar unas gafas para leer bajo el agua, pero lo descartó tras posarse la idea de resucitar a los muertos.
El proyecto Lázaro
El Dr. Cornish se obsesionó con la palabra resurrección. Él, por ser un científico muy respetado, fue escuchado y los grandes laboratorios le prestaron sus instalaciones para que desarrollara su más grande propuesta científica.
Durante sus primeros experimentos utilizó tres perros, que fueron inyectados con éter, un líquido que se utiliza en medicina como anestésico, según el portal especializado Britannica. De esta manera, los animales morían clínicamente y Robert ponía en marcha su esperanzadora teoría.
Robert Cornisg consiguió resucitar perros. Foto: Clarín
El biólogo creía que si balanceaba el cuerpo muerto de arriba abajo (como un columpio) en repetidas ocasiones, y le aplicaba sangre, anticoagulantes y oxígeno, podía reactivar los sistemas del cuerpo inerte.
Los tres primeros intentos fueron un fracaso, pero los dos últimos canes revivieron y sobrevivieron durante meses. Los animales resucitaron, pero con importantes daños cerebrales, alteraciones nerviosas severas, motricidad desequilibrada y ceguera.
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Robert Cornish fue noticia internacional
“Robert E. Cornish, biólogo californiano que sorprendió a la comunidad científica al revivir a un perro clínicamente muerto, recientemente repitió el éxito de su experimento original con resultados aún más prometedores”, se leía en el New York Times en 1935.
“Cuando habían transcurrido seis minutos desde el último latido, el joven doctor Robert E. Cornish dispuso a Lázaro II a un dispositivo de “sube y baja”, llamado teeterboard. Allí, abrió una de las venas del muslo del terrier para aplicar una solución salina saturada de oxígeno y que contiene adrenalina y estimulantes para el corazón, el extracto de hígado heparina y un poco de sangre canina de la que había sido la fibrina (sustancia coagulante) que se retiró...”
La nota del New York Times sobre el científico Robert E. Cornish. Foto: Twitter @Nopanaden
“La solución estimulante se hundió en un medidor de vidrio, ya que se filtró en el cuerpo a través de cinco pies de tubo de goma, comenzó a levantarse en pulsaciones lentas y Lázaro II quedó sin aliento por momentos. Sus piernas temblaban. Su corazón empezó a latir, débilmente al principio, luego como un triphammer. Lázaro II estaba vivo”, contó en su crónica el diario neoyorkino.
Por otra parte, la revista científica Modern Mechanix tituló “un segundo perro es resucitado”, tras haber logrado traer a la vida a dos animales en alrededor de una hora y media.
Maltrato animal
Cornish fue criticado por la comunidad científica por el maltrato que sometía a los perros con los que experimentaba. Sin embargo, esta situación no lo desanimó y empezó a utilizar cerdos en vez de perros, por su similitud con el ser humano.
Hasta que, en 1947, el científico consiguió un voluntario para hacer realidad su máxima hazaña. Thomas McMonigle, un asesino de niños presos en la prisión de San Quintín, que había ofrecido su cuerpo para ser reanimado después de que se le ejecutara la pena de muerte.
En la Universidad de Berkeley, Robert E, Cornish, realizó una serie de experimentos. Foto: @Nopanaden
El científico sostuvo al medio Daily News que el preso veía en su experimento una vía que podría usarse para salvar la vida de innumerables personas inocentes que podrían morir en prisión, ya sea por ahogamiento, descargas eléctricas o asfixia.
Sin embargo, su experimento fue rechazado por las autoridades penitenciarias, puesto que no le otorgaron el permiso para manipular el cadáver del criminal. Ellos temían que el asesino de niños pudiera resucitar y quedar libre por las calles tras haber cumplido su condena.
Finalmente, debido a la presión mediática, Cornish renunció a su proyecto porque algunos colegas y organizaciones nacionales e internacionales lo habían criticado. En cambio, enfocó su prodigiosa mente en la ciencia tradicional hasta que falleció el 6 de marzo de 1963 por causas naturales.