Su vida pública era totalmente diferente a lo que realizaba tras una pantalla. José Zárate, estudiante de Biología en la Universidad Católica de Valparaíso, en Chile, fue sentenciado a cuatro años de prisión por hackear los correos de más de 30 mujeres y acceder a sus datos personales, como fotografías íntimas, para extorsionarlas.
Según el Centro de Investigación Periodística (Ciper), con apoyo de los archivos del fiscal Marco Núñez, más 30 mujeres fueron víctimas y solo 19 decidieron emitir sus testimonios. Entre ellas estaba Lorena, quien compartió detalles de su caso que empezó en junio de 2021.
Ella había recibido el email de un usuario desconocido que le advertía de la presencia de un virus o “hacker malo” en sus datos personales. Este le recomendaba el cambio de su correo vinculado a sus cuentas de Facebook e Instagram. Al no seguir las indicaciones es que se revela la verdadera intención del cibernauta y comienzan las intimidaciones. Se trataba de Zárate.
Primero le amenazó de quitarle el acceso a sus cuentas digitales y luego le envió sus fotos en ropa interior y bikinis, advirtiendo que, de no seguir sus indicaciones, los pasaría a sus amigos y familiares. Incluso, el sujeto le enviaba fotografías íntimas para inquietarla más. Las otras víctimas aseguraron que “la estrategia” usada por Zárate era similar. Todo empezaba con un canje.
Desde las redes sociales de un emprendimiento de venta de desayuno es que el implicado contactaba a sus víctimas, con el fin de brindarles un canje a cambio de promocionar los productos. Los criterios de elección de las féminas eran ser atractivas y jóvenes. Al aceptar, debían completar un formulario con sus datos, entre ellas, una contraseña, la cual fue clave para luego escribir los correos y empezar la extorsión.
Eso también pasó con Lorena, aunque tomó más tiempo, ya que su correo electrónico no coincidía con lo registrado en el formulario. Por ello, Zárate creó la historia del “hacker bueno que ayuda a detectar al hacker malo”.
Lamentablemente, este acosador cibernético llegó a difundir en Internet las fotos íntimas de algunas mujeres implicadas y solo pararía si a cambio le pasaban fotografías con alto tono o sexuales, lo que se conocen como ‘packs’. Según los casos registrados, solo en uno llegaron a comercializarse (las imágenes) en páginas especializadas.
Tanto Lorena como otras tres víctimas manifestaron no haber recibido el total apoyo de la Policía y la Fiscalía. “Me acerqué a la PDI de La Serena y me dijeron que no podían hacer nada porque estaba en La Serena y yo era de Coquimbo, que me iban a contactar con un PDI de Coquimbo para que hiciera el relato. Pero no podían hacer nada porque no había amenazas, que las amenazas tenían que ver con muerte, y que esto solamente era extorsión, pero mientras no concretara la extorsión, tampoco era delito. Para mí fue horrible, decía: ‘Y si este tipo llega y sube las fotos, qué hago, a quién recurro’”, declaró al Ciper.
Esta pesadilla, que duró casi un año, obligó a víctimas como Lorena a no entrar a sus redes sociales por vergüenza y miedo. Ahí surge la pregunta: ¿entonces a quiénes debemos acudir en caso de un ciberacoso sexual?
De acuerdo con la información recolectada por el Ciper, el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (Sernameg), dependiente del Ministerio de la Mujer de Chile, explicó tener “facultades por ley para atender a víctimas y sobrevivientes de violencia en casos muy específicos, que es violencia en contexto de pareja o expareja, en casos de violencia sexual también. Pero la ciberviolencia la ven otras instituciones”.
Frente a las limitaciones, estas debieron autodefenderse y contactaron a Jessica Matus, creadora y directora de la Fundación Datos Protegidos, para ser orientadas. Meses después, en marzo del presente año, las mujeres adjudicaron US$ 8.000 del Fondo de Respuesta Rápida para la Protección de Derechos Digitales en América Latina (FRR) y así pudieron financiar los costos de la demanda colectiva.
El pasado 30 de noviembre, se realizó el juicio a Zárate por “delito informático y amenazas condicionales”, fue declarado culpable y sentenciado a cuatro años de cárcel. No obstante, le restaron el tiempo que estuvo en prisión preventiva, aproximadamente un año y dos meses, mientras se completaba la investigación. Sin duda, el resultado asombró y apenó a las víctimas.