Jeanine Áñez, expresidenta transitoria de Bolivia, manifestó, este viernes en sus alegatos finales durante juicio por el caso denominado “golpe de Estado II”, que ella “no movió un dedo” para estar en la presidencia, puesto que no tenía esa “ambición”. Además, aseguró que si bien obtuvo el Gobierno, “nunca tenía el poder”.
Áñez fue la primera en hablar, durante la reinstalación de la audiencia a las 10.00 hora local (14.00 hora GMT), desde la cárcel de Miraflores, donde está detenida preventivamente hace más de un año.
“No fue un Gobierno fácil porque yo tuve el Gobierno, pero nunca tuve el poder, tenía bloqueos en la Asamblea Legislativa, por lo tanto, era un Gobierno simplemente de transición”, expresó Áñez.
La exmandataria interina manifestó que ella no tenía la “ambición” de asumir la presidencia y que solo cumplió su deber, puesto que, a su juicio, el “único ambicioso” fue el expresidente Evo Morales, “quien no respetó la Constitución” desde 2016. Esto, cuando hizo caso omiso a los resultados de un referéndum que le negaban su cuarto mandato consecutivo.
“El poder político lo que está haciendo es vengarse”, sostuvo Áñez.
La exmandataria recalcó que ella no “movió un dedo” para estar en la presidencia tras la crisis política y social de 2019. Además, señaló que cumplió con su “deber” como segunda vicepresidenta del Senado.
Asimismo, recalcó que, en 2019, hubo una “ola de renuncia”, pero que ella no lo hizo. En esa línea, repudió el actuar de Morales, quien “cobardemente huyó” del país hacia México pidiendo asilo político.
“Dejaron un país en llamas, donde en las calles se gritaba guerra civil. Eso es lo que a mí no me perdonan, que haya enfrentado tanta violencia para pacificar el país, porque no seguí la cadena de renuncias”, indicó.
Prosiguió mencionando que “Bolivia entera sabe que esos delitos por los que me están acusando no los he cometido” y que su Gobierno transitorio fue la “consecuencia” de la crisis de 2019.
Cuestionó al tribunal la “impunidad” que hay para Morales de parte de la Justicia boliviana, ya que está “haciendo política en la calle”.
La exmandataria cuestionó que se le haya negado “un debido proceso”, puesto que le acusaron de delitos “que no ha cometido” y no le permitieron defenderse en libertad.
“Lo cierto es que he sido sometida a estas cansadísimas horas de un juicio porque entiendo que el poder político les exigía un juicio a ustedes, señores del tribunal, para así tener una sentencia exprés”, arguyó Áñez.
La expresidenta transitoria prosiguió señalando que tuvo que soportar las “exquisiteces del tribunal” al “excluir” pruebas documentales para su defensa.
“Ustedes están delineando un camino para decir que la defensa no aportó (...) para tener una sentencia condenatoria”, subrayó.
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Áñez manifestó que excluyeron pruebas como el comunicado del Tribunal Constitucional que avalaba su Gobierno transitorio, las memorias de la Conferencia Episcopal sobre una reunión que mantuvieron en la Universidad Católica.
También especificó que no se tomó en cuenta el informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre las elecciones fallidas de 2019 y que eliminaron la “obligatoriedad” de que vayan a testificar.
Áñez señaló que acudirá a las instancias internacionales y que está segura de que la “justicia divina” no fallará.
El juicio en curso es por el caso golpe de Estado II sobre sus acciones cuando era segunda vicepresidenta del Senado.
Ella asumió en 2019 la presidencia de forma presuntamente irregular, según el Gobierno de Luis Arce y el partido gobernante, Movimiento al Socialismo (MAS). Esto, tras las renuncias de Evo Morales y de toda la línea de sucesión presidencial.