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“Rusia es aún más débil de lo que la mayoría había creído”, dijo ex Premio Nobel de Economía

Paul Krugman, quien ganó el Nobel en 2008, aseguró que Vladimir Putin “tiene delirios de grandeza” y que la economía rusa es muy vulnerable a las sanciones.

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El Nobel señala que el nivel de vida ruso depende de la importación de productos manufacturados, que la mayoría se paga con exportación de petróleo y gas natural. Foto: composición LR/YoutubeMasterClass/EFE

Desde que Rusia inició el ataque contra Ucrania, varios referentes de distintas materias han escudriñado el escenario. Entre ellos, el Premio Nobel de Economía Paul Krugman, quien ha asegurado que el gobierno ruso se está quedando solo tras el alejamiento de los oligarcas y que el ejército de Vladimir Putin ha mostrado sus debilidades durante el conflicto.

En una columna publicada para The New York Times, el galardonado con el Nobel en el 2008 compartió su prisma sobre esta crisis bélica: “En primer lugar, Putin tiene delirios de grandeza. En segundo lugar, Rusia es aún más débil de lo que la mayoría de la gente, incluido yo mismo, parece haber creído”. También resaltó que “la resistencia ucraniana ha sido feroz” y que “el ejército ruso ha sido menos eficaz de lo anunciado”.

El economista estadounidense indicó que le llamaron la atención “los informes de que los primeros días de la invasión se vieron obstaculizados por graves problemas logísticos”, lo cual significa que “los invasores tuvieron dificultades para suministrar a sus fuerzas los elementos esenciales de la guerra moderna, sobre todo el combustible”.

Considera además que había sido muy “generoso al describir a Rusia como una potencia incluso de tamaño medio”. “Gran Bretaña y Francia son potencias medianas; el producto interior bruto de Rusia es solo un poco más de la mitad que el de ambas”, detalla y agrega que “parecía sorprendente que un Estado con tan poco peso económico pudiera sostener un ejército de categoría mundial y muy sofisticado, y tal vez no fuera así”.

Krugman cree que en el desenlace de este conflicto “las autopsias de la guerra de Ucrania” acabarán “mostrando que había mucha más podredumbre en el corazón del ejército de Putin de lo que se pensaba”, sobre todo porque Rusia ya empezó a “parecer aún más débil económicamente de lo que era antes de ir a la guerra”.

En comparación a otros países como Corea del Norte o la antigua Unión Soviética, indica que “la Rusia de Putin no es una tiranía hermética”. “Su nivel de vida se sustenta en las grandes importaciones de productos manufacturados, pagados en su mayor parte con las exportaciones de petróleo y gas natural”, lo cual “hace que la economía rusa sea muy vulnerable a las sanciones que puedan interrumpir este comercio una realidad que se refleja en el fuerte desplome del valor del rublo del lunes, a pesar de un enorme aumento de los tipos de interés nacionales y de los intentos draconianos de limitar la fuga de capitales”.

Sobre la supuesta ‘fortaleza rusa’ que había creado Putin para crear una economía inmune a las sanciones económica, asegura que fue una postura “ingenua”. “¿Qué son, después de todo, las reservas de divisas? No son bolsas de dinero en efectivo. En su mayor parte consisten en depósitos en bancos extranjeros y tenencias de deuda de otros gobiernos, es decir, activos que pueden ser congelados si la mayor parte del mundo se une en la repulsa contra la agresión militar de un gobierno canalla”, complementó.

“Los oligarcas rusos han escondido la mayor parte de sus activos en el extranjero, lo que los hace susceptibles de ser congelados o confiscados si los gobiernos democráticos tienen la voluntad de hacerlo”, precisó. Y aseguró que “Putin puede tomar Kiev. Pero incluso si lo hace, se habrá debilitado, no fortalecido. Rusia se revela ahora como una superpotencia Potemkin, con mucho menos fuerza real de la que parece”.