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Luego de medio año, Iglesia católica pide perdón: el macabro hallazgo en internados que sacudió Canadá

Más de 1.100 tumbas de niños han sido encontradas en tierras pertenecientes a internados administrados por el Gobierno canadiense y la Iglesia católica.

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La escuela Kamloops, en 1937, tenía capacidad para albergar hasta 500 niños. Foto: BBC

El 28 de mayo del presente año inició el vía crucis de la Iglesia católica (I. C.) tras encontrarse tumbas de niños indígenas en tierras administradas por el Gobierno de Canadá y la I. C., una noticia que conmocionó al mundo y de la cual hasta el día de hoy no se tiene descanso. Sin embargo, después de cumplirse casi seis meses desde el terrorífico hallazgo, la Iglesia ha reconocido su error y ha expresado disculpas por lo sucedido durante tantos años.

Desde aquel atroz descubrimiento en mayo, cada mes se desvela algo nuevo que enarbola la ira de los pueblos del mundo, que encrespa a la ciudadanía, a los colectivos y, para otros, pone en duda su devoción cristiana.

Hallazgos

Aquel día fueron descubiertos restos de 215 niños en una fosa común dentro de un internado creado para integrar a miembros de la comunidad indígena de Canadá. Se trataba de antiguos estudiantes de la Kamloops Indian Residential School en la provincia de Columbia Británica, en el oeste del país norteamericano, la cual habría cerrado en 1978.

El hallazgo de estos primeros restos fue anunciado por Rosanne Casimir, jefa de los Tk’emlúps te secwépemc, un grupo indígena de la provincia canadiense antes mencionada, y se dio en el marco de una investigación en curso de la tribu de Casimir sobre la muerte de estudiantes en internados.

El método que se empleó para descubrir las tumbas fue el uso de un radar de penetración terrestre. Con esta técnica se pudieron encontrar otras cientos de tumbas que pondrían al Vaticano en un punto álgido.

El 24 de junio se anunció el segundo hallazgo en otra escuela abandonada, allí se encontraban 751 tumbas sin nombre en la Escuela Residencial Indígena Marieval en la provincia de Saskatchewan.

Asimismo, menos de un mes después, el 30 de julio para ser exactos, la reserva Lower Kootenay informó el encuentro de 182 nuevas tumbas sin marcar en terrenos del antiguo internado para niños indígenas de St. Eugene’s Mission, ubicado en la localidad de Cranbrook.

El cuarto y último descubrimiento ocurrió el último 13 de julio cuando la Tribu Penelakut reveló más de 160 tumbas indocumentadas y sin marcar en las islas del golfo del sur en la Columbia Británica. En esa zona se encontraba instalada la Escuela Residencial Kuper Island, conocida como la Alcatraz de Canadá debido a que era imposible salir de allí tal como en la prisión californiana.

Indignación

Esta red de internados operó entre 1863 y 1998. En ese lapso de tiempo más de 150.000 niños indígenas fueron separados de sus familias, puesto que estos colegios, los cuales eran obligatorios y administrados por el Gobierno y autoridades religiosas, formaban parte de una política que tenía como objetivo destruir y eliminar la cultura aborigen del país norteamericano.

Lo sucedido estos últimos meses ha abierto la crítica sobre la dimensión de los abusos y descuidos hacia los población de menores indígenas por parte del Gobierno canadiense. Además, pone de manifiesto los terribles hechos que acontecieron no solo en la provincia de Columbia Británica, sino también en decenas de escuelas residenciales de Canadá.

A man holds up a sign as people from the indigenous community gather at the Cartier Statue near Mont Royal in Montreal, Quebec, on July 1, 2021. - The community gathered to honour the memory of over 750 unmarked graves discovered near a former Catholic boarding school for indigenous children in western Canada,-- the second such shock discovery in less than a month. (Photo by Andrej Ivanov / AFP)

Desde el primer momento en que se anunció el hallazgo de los primeros restos, la respuesta por parte del pueblo canadiense no se hizo esperar. Hubo protestas en las calles en símbolo de crítica hacia la Iglesia. No obstante, los ciudadanos también quisieron hacerse sentir con otro tipo de acciones, entre ellas, el pintado de paredes parroquiales, quema de templos y destrucción de estatuas relacionadas a la monarquía inglesa.

Unos pobladores escribieron en las paredes de la parroquia de San Agustín, en Vancouver, “asesinos... abran los archivos”. Incluso, una persona dejó las huellas de sus manos con pintura roja en la puerta principal de la catedral de Saskatoon, junto a las marcas decía “éramos niños”.

A ello se suma más de una docena de templos religiosos que fueron incendiados en terrenos de comunidades indígenas durante las manifestaciones. De igual forma actuaron al tratarse de las estatuas tanto de la reina Victoria de Inglaterra (1819-1901) como de la reina Isabel II, actual monarca británica, las cuales fueron derribadas de su pedestal.

Colectivos canadienses que están en contra de los abusos de la Iglesia han desfogado su indignación contra símbolos que representan a instituciones religiosas, pues estas han aplicado sus políticas de asimilación forzosa durante muchos años.

Pronunciación de las autoridades

La resonancia del rechazo del pueblo logró que las autoridades se pronunciaran. Una de las últimas declaraciones que dio el primer ministro Justin Trudeau respecto al suceso fue la siguiente: “Mi corazón se rompe por la Tribu Penelakut y por todas las comunidades indígenas a lo largo de Canadá. Reconozco que estos hallazgos solo profundizan el dolor que las familias, los sobrevivientes y todas las personas indígenas ya sentían y que reafirman una verdad que sabían desde hace tiempo. A los miembros de la Tribu Penelakut: estamos aquí para ustedes”. Estas fueron sus palabras en una conferencia de prensa virtual en Ottawa el 13 de julio.

Además, Trudeau pidió al papa Francisco que se disculpara, algo que ya había solicitado en 2017, año en el que obtuvo como respuesta de parte de los obispos católicos canadienses que “luego de considerar detalladamente la petición, y tras un extenso diálogo con los obispos de Canadá, el papa siente que no puede responder personalmente”.

A este reiterado pedido, el último 6 de julio, el pontífice dijo en un comunicado: “Sigo con dolor las noticias que nos llegan desde Canadá, respecto al horrendo descubrimiento de los restos de 215 niños”.

“El triste descubrimiento hace que se tome conciencia de los dolores y sufrimientos del pasado. Ojalá que las autoridades políticas y religiosas de Canadá continúen colaborando con determinación para sacar a luz los detalles de esta triste historia y se comprometan humildemente en un camino de reconciliación y sanación”, agregó el papa.

“Como católico, estoy profundamente decepcionado por la decisión que ha tomado la Iglesia católica ahora y durante los últimos años”, señaló el primer ministro canadiense al conocer lo dicho por el papa.

Finalmente, este viernes 24 de septiembre, los obispos católicos de Canadá se han disculpado formalmente con los pueblos indígenas del país.

“Nosotros, los obispos católicos de Canadá, expresamos nuestro profundo remordimiento y ofrecemos una disculpa inequívoca”, dijeron. También reconocieron “el sufrimiento vivido en los internados” y los “graves abusos cometidos por algunos miembros” de la comunidad católica.

En diálogo con La República, Hernán Olano, vaticanista colombiano y rector de la Institución Universitaria Colegios de Colombia (Unicoc), considera que la posición de la Iglesia al igual que la del Gobierno canadiense debería ir más allá del tweet del papa Francisco en el que “sin entrar de frente en el problema manifestó que se deberían respetar los derechos y valores culturales de las tribus originarias de Canadá, pero esto dista mucho de un compromiso por la búsqueda de la verdad y el castigo a los agresores”.

Respecto a la veneración de los fieles, añadió que “hechos dolorosos como la muerte de tantos miles de niños por una acción indebida de comunidades católicas sobre población indefensa y particularmente indígena causa repudio y lógicamente afecta la devoción en muchos lugares de Canadá, no solo en materia católica, sino también en materia anglicana”.

Aún no hay acierto de lo que esto pueda ocasionar a la Iglesia. Lo que sí se sabe es que la búsqueda continúa, pues se cree que existen muchas más de ellas, tal como lo advierten los funcionarios que forman parte de la investigación y como se ha visto. Las tumbas halladas en distintos internados para niños indígenas en Canadá ya suman más de 1.100 hasta la fecha.

No se poseen registros de los nombres y las familias de los cuerpos encontrados, a pesar de que desde 2008 hay una Comisión de la Verdad que se encarga del tema. Esta institución llama al hecho “genocidio cultural” porque existen hasta 150 escuelas relacionadas a la Iglesia que han preferido guardar silencio, debido a que son parte de un sistema de separación de los indígenas que duró un siglo.

En 2015, tal comisión concluyó que uno de cada 50 niños enviados a las residencias escolares murieron en las instituciones. En aquellos internados, los niños indígenas padecieron abusos físicos, psicológicos y sexuales e, incluso, experimentaron con ellos científicos gubernamentales en delitos que vienen siendo investigados por las autoridades canadienses y que la población pide que no queden impunes.