Fue sacerdote por casi 20 años, pero el amor cambió radicalmente el rumbo de su vida. Hugo Pisana, exreligioso de Buenos Aires, dejó los hábitos por Julieta, su gran amor, y con quien planeaba casarse el 2 de agosto, pero la pandemia del coronavirus obligó a posponer la ceremonia.
Tomó la decisión de seguir a Dios cuando tenía solo 12 años. Inspirado por el trabajo de un párroco de su natal Rosario, a los 21 fue ordenado sacerdote y pudo recorrer su país en distintas misiones. Visitó Ecuador y Roma, donde se educó en teología. En su travesía, conoció a quien será su esposa, quien también formaba parte de una congregación.
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“Dios la puso en mi camino. Ella supo antes que yo que no quería seguir como religiosa”, explica para Infobae, destacando la valentía de su ahora compañera de vida para aceptar que su destino era diferente. En 2008, Hugo, finalmente, le transmitió los mismos deseos, y ella, ya alejada de los hábitos, lo acompañó.
“Su amor no solo fue un apoyo, sino una señal de Dios”, afirma. En 2010, con la decisión tomada, se lo comunicó a su congregación. Ellos lo apoyaron. Su familia, que años antes había recibido con sorpresa la noticia que Hugo quería ser sacerdote, ahora reaccionaba de la misma manera con esta nueva decisión.
Ya alejados de la vida religiosa, Hugo y Julieta aprendieron a compartir y pensar en un hogar. Con ella, de quien él destaca su belleza, generosidad, además de su carácter fuerte, pero alegre y dulce, compartió momentos que afianzaron la relación, encaminándolos a dar el siguiente paso: llegar al altar.
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Actualmente, ambos no están alejados de la religión. “Seguimos yendo a misa los domingos y tenemos presencia activa en la parroquia Jesús de la Buena Esperanza”, expresa. Su nueva vida, sin embargo, no está alejada de altibajos, ya que admite que le cuesta encontrar empleo formal por su casi nula experiencia laboral.
Pero Hugo no se desanima y asume este nuevo rumbo como tal. Con su decisión, entiende que enfocarse en lo positivo, la alegría, esperanza y serenidad, y alejándose de la tristeza y el temor, es el motor para quienes buscan un cambio.