La sangre de Winter −una llama de color cacao, con patas delgadas, orejas torcidas y pestañas envidiables− podría contener un arma importante para combatir el nuevo coronavirus, informaron medios internacionales.
Este camélido sudamericano vive en una granja de investigación en Bélgica con otras 130 llamas y alpacas, las cuales participan en una serie de estudios de virus que involucran tanto al SARS como al MERS (ambos síndromes respiratorios agudos).
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Según científicos consultados por la revista Cell, Winter produce una clase especial de pequeños anticuerpos que se han usado para diseñar un nuevo anticuerpo que se una a las proteínas de punta, las cuales tapan la superficie del COVID-19, a fin de neutralizar su efecto engañoso.
Esta investigación si bien es preliminar, puede servir para un posible tratamiento si los resultados se mantienen en estudios, en animales y humanos.
Se debe precisar que los científicos han recurrido a las llamas durante mucho tiempo para la investigación de anticuerpos. Por ejemplo, en la última década, han usado sus anticuerpos en ensayos sobre VIH e influenza, encontrando varias terapias prometedoras.
Para The Washington Post, “Winter, la llama, es el rostro cariñoso de una búsqueda científica más amplia y urgente para crear medicamentos contra el nuevo coronavirus inspirados en las respuestas específicas del sistema inmune”.
En la actualidad, lo que se ha conocido es que los anticuerpos de Winter son un tipo de nicho que se denominan nanocuerpos y son admirados por los científicos debido a su capacidad para ingresar en rincones y grietas y porque su cuerpo se degrada lentamente.
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La llama tiene abundante presencia en Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
En el 2018, el instituto Scripps, en California, descubrió que los anticuerpos de las llamas tenían el potencial de combatir todos los tipos de gripe.