“Cada día aumentan los casos de contagios confirmados. Son como 160 casos diarios, toda la península está paralizada. Estamos asustados porque los hospitales están colapsados y eso que el sistema sanitario es óptimo en Italia”, relata con preocupación Julia Pimentel, peruana que reside en la ciudad de Florencia.
Y continúa: “Los problemas económicos ya iniciaron; sin turismo el sistema económico italiano queda afectado, el 70% de vuelos se han cancelado. Hace pocas horas han cerrado las fronteras, no podemos salir ni entrar al país, muchos no pueden volver a casa”.
En efecto, Italia es un país con atractivos turísticos y muchos visitantes han anulado sus viajes y las líneas aéreas han suspendido sus vuelos. Se han visto afectados los hoteles, restaurantes, agencias de turismo, cruceros, trenes, buses, museos, casinos, y la gente que trabaja en esos negocios.
En Italia residen más de 160 mil peruanos que por estos días también sufren las consecuencias del creciente número de casos de coronavirus y las duras medidas impuestas.
Julia Pimentel cuenta que cuando el virus estuvo concentrado en la región de Lombardía, principalmente en la ciudad de Milán, los italianos, por miedo, comenzaron a salir de la región hacia otras ciudades. “Hubo ciudadanos que no presentaban los síntomas, pero igual contagiaron a otros. La histeria colectiva en la península nos está jugando una mala pasada”.
Los fallecidos en Italia por el COVID-19 suman 631, es decir, 168 más respecto al lunes, según los últimos datos proporcionados por el jefe de la Protección Civil, Angelo Borrelli. Además, los casos positivos llegan hoy a 8.514, mientras que 1.004 personas han sido dadas de alta, por lo que el total de los contagios desde el principio de la crisis llega a 10.149.
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Ahora bien, los 168 fallecimientos reportados en las últimas 24 horas se registraron en Lombardía, donde ya murieron 468 personas desde el inicio de la crisis del coronavirus.
Justamente, Lombardía es la región donde se concentra un gran número de peruanos; la mayoría de connacionales que viven en Italia residen en el norte de ese país, específicamente en las ciudades de Milán, Génova, Florencia y Torino.
“Las colas en los supermercados son largas, entran de 7 en 7, máximo 10 personas, no todos pueden entrar. Farmacias, bancos y mercados es lo único que está funcionando. En la zona de la caja hay un espacio de un metro de distancia. Por ley, todos los negocios, como restaurantes, pizzerías, bares, están cerrados. También los cines y teatros”, cuenta Marisol López Marín, quien vive en Milán desde hace 20 años.
Marisol se dedica a la asistencia de ancianos a domicilio, justamente la población más vulnerable ante este nuevo virus. Y pese a las dificultades, sigue adelante con su labor.
“Yo trabajo en el área de sanidad, en la asistencia, en enfermería; estamos apoyando a la población con las medidas de precaución, como el uso de mascarillas, guantes, desinfectantes; y atendiendo a las personas ancianas que necesitan nuestro trabajo, ellos no pueden quedarse solos”, explica.
Otros peruanos consultados por La República manifiestan que la economía en Italia se está afectando, ya que muchos negocios han cerrado, sobre todo los que se ocupan del entretenimiento. Las fábricas están mandando a casa a su personal o anticipando las vacaciones, se han cerrado colegios y guarderías.
Karla Rodríguez, vive en Muggio provincia de Monza y Brianza, a 20 kilómetros de Milán. “Nosotros estamos bien, pero es una cosa muy seria, aquí hay recursos para pedir a la gente que no salga a la calle, ya se habla de aplazar los financiamientos por casas, facturas de luz y otros servicios, de ayudar a las empresas a no pagar impuestos. El gobierno puede afrontar eso, la verdad solo se debe seguir todas las indicaciones, no perder la calma”.
Peter Prado, peruano en Lombardía, explica que Milán es la capital económica de Italia y por ello hay muchas industrias y muchos peruanos que trabajan allí. "La economía italiana está prácticamente en recesión y la crisis del coronavirus la agrava aún más", señala.
“Hubo pueblos en la región Veneto que estaban bloqueados por la policía, todas las entradas y salidas. Ni siquiera para trabajar. Yo vivo en Udine y no podemos viajar a Venecia, ni salir de mi región”, explica.
Y continúa con preocupación: “Las calles y los negocios están vacíos. Los restaurantes solo pueden funcionar hasta las 6 de la tarde. Violar estas normas es considerado un delito. Son mil medidas. Mi familia y yo no salimos de casa para nada, salvo para trabajar, estamos así varias semanas. Cuando caminamos por las calles cambiamos de vereda para no cruzarnos (con la gente)”.
Los gremios de trabajadores en Italia están proponiendo que se suspendan las labores por dos semanas y que toda la población se mantenga en casa por el mismo tiempo para contrarrestar la propagación del virus. Esto ha generado que la gente comience a aprovisionarse en los supermercados.
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En la víspera, el vicecónsul de Perú en Roma, José Antonio García Torres, informó que las líneas telefónicas y las redes sociales de los consulados peruanos en las diferentes ciudades de Italia están atendiendo las inquietudes de nuestros compatriotas en ese país.
“Todos los consulados hemos hecho coordinaciones el fin de semana a través de videoconferencias. Obviamente que las medidas iniciales han respondido a las consideraciones particulares de cada región. Todos hemos armonizado en una atención que responda a casos de urgencia y siguiendo al pie de la letra las indicaciones del gobierno italiano”, enfatizó García Torres.
Los testimonios de los peruanos en Italia muestran la preocupación por el tema sanitario y laboral, pese a que resaltan lo avanzado que se encuentra la sociedad italiana. Ellos confían en que las cosas mejorarán pronto.
Violeta Cuya, de 28 años, es otra peruana que vive en Chiavari, provincia de Génova.
Ella trabaja en una agencia de viajes y comenzará a laborar desde su casa. ‘‘He tenido muchas cancelaciones de vuelos. Ahora tampoco podemos viajar sin un motivo válido’’, expresa.
También cuenta que sus hermanos no pueden asistir a la universidad, pues una de las primeras acciones del gobierno italiano fue suspender las clases. ‘‘Pero pensamos que la medida es necesaria para evitar el contagio’’.
A un familiar suyo le brindan mascarillas y guantes en su centro laboral, debido a que trabaja atendiendo al público.
La situación también está afectando a Vanessa Zanella, de 23 años, quien se graduó recientemente en la universidad de Padova.
Ella estudió Lenguas Extranjeras y Mediación Cultural y había empezado a asistir a entrevistas de trabajo cuando el virus comenzó a expandirse en Italia. Ahora solo puede ser entrevistada por Skype ‘‘para evitar el contacto directo con las personas’’.
Zanella sostiene que nadie se esperaba la decisión tomada por el gobierno italiano, ya que fue repentina. Y explica que para salir de un pueblo o ciudad se debe llevar un documento que señale a dónde se está yendo. ‘‘Hay que enseñarlo a la policía que se encuentra en las principales carreteras de las ciudades, porque están vigilando en todo momento’’.
El arzobispo de Lima, Carlos Castillo, viajó al Vaticano para reunirse con el papa Francisco y desde allá comentó sobre las fuertes medidas que se están aplicando en la ciudad para evitar la expansión del coronavirus COVID-19. ‘‘Se ha dado órdenes de que no existan manifestaciones grandes, inclusive el Santo Padre está haciendo sus salidas en público a través de medios virtuales’’, dijo en declaraciones a una radio local.
También indicó que varias aerolíneas han cancelado sus vuelos y que ‘‘los trenes están prácticamente deshabitados’’.
Sobre el pedido del papa a los sacerdotes para que visiten a los pacientes que han sido contagiados, expresó que en este momento es importante evitar la ‘‘insolidaridad’’. No obstante, aclaró que todos los voluntarios deben tener los cuidados necesarios, como ir ''debidamente vestidos'' y con todas las precauciones correspondientes.
Respecto a las misas, el arzobispo señaló que en una situación de emergencia ''se tiene que normar de formar ordenada'' y que en algunas zonas tendrían que ser suspendidas. ''Lo mismo en la ubicación dentro de las misas para que no sea un cuerpo masivo que esté respirando y transmitiendo de forma directa'', sostuvo.