La argentina Esther Díaz es una doctora en Filosofía, de 80 años, es jubilada, divorciada, con más de 30 libros publicados y ha confesado que su vida sexual inició a los 50.
En entrevista para el medio argentino Infobae, aseguró que “coger no es lo mismo que gozar".
Confesó que desde muy joven tuvo una vida sexual miserable, llegó virgen al matrimonio y conoció el orgasmo pero advirtió que logró sentirse plena fue en la adultez.
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“Que se terminara mi menstruación fue lo mejor que me pasó en la vida. Cuando leo lo de los chips sexuales me mato de risa porque si tenés una vida sexual plena no lo necesitás, existen juguetes sexuales, porno. Incluso empecé a ser multiorgásmica después de los 50 años", manifestó la escritora, de 80 años, que aún sigue viviendo su sexualidad plenamente.
Para Ani Kass, psicopedagoga especializada en gerentología, la mayor dificultad que tienen las mujeres son los prejuicios que tienen con su cuerpo.
La especialista brinda talleres de socio-recreativos a grupos de personas mayores de 60 años en sindicatos. Detalló que las preguntas que se hacen los asistentes son: "Con este cuerpo, a esta altura de mi vida ¿cómo voy a empezar de nuevo una sexualidad activa?, ¿cómo voy a hacer para mostrarme ante alguien que no me conoció con un cuerpo joven, fuerte, turgente?
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Kass advierte que la respuesta tarda en llegar, pero llega. “El cuerpo que tienen es el cuerpo que pueden gozar”, señaló.
A los talleres de Ani Kass abundan las mujeres que le prestan atención al fantasma del “qué dirán”.
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Según Infobae, muchas de esas féminas consideran que la viudez sería el final de su vida sexual, la muerte de esa parte vital de sus vidas y de sus cuerpos.
En muchos casos, las personas tienen una limitación considerable al reconocer que la sexualidad solo se basa en la genitalidad. Dice que les cuesta entender que el erotismo se manifiesta desde muchos más sentidos que la genitalidad.
Por su parte, Esther Díaz, manifestó que conoció tarde el feminismo en la vida. “Las mujeres tenemos colonizado el cerebro, nos hicieron creer que después de la menopausia se termina la sexualidad. Los hombres creen que somos vomitivas, y las mujeres creen que no tienen deseo, o les da vergüenza”, puntualizó.
La escritora invitó a las mujeres tocarse y darse placer. Indicó que la mujer ha caído en un error al sentir vergüenza cuando se trata de usar juguetes sexuales, ver pornografía o masturbarse.