Las autoridades de Sudáfrica investigan la aparición de decenas de bebés tiburones mutilados en una playa cercana a Ciudad del Cabo. Las sospechas apuntan hacia la intervención de cazadores furtivos.
El 15 de diciembre pasado, la policía halló en la playa de Stranfontein los cadáveres de los peces, a los que se les había cortado la cabeza, la aleta dorsal y la cola. Inmediatamente, los oficiales dieron aviso a la Sociedad Protectora de Animales del Cabo de Buena Esperanza, que se dispuso a investigar las circunstancias del incidente, catalogado como crueldad animal.
Un miembro de dicha sociedad comentó al diario The Sun que los pescadores furtivos buscan las aletas de los tiburones debido a que se paga un alto precio por ellas en el mercado negro.
Y es que las aletas de tiburón son empleadas en diversos platillos de lugares como el oriente asiático. La sopa de aleta de tiburón es un plato tradicional de la comida china que puede venderse en restaurantes hasta por 200 dólares. También se ha llegado a asegurar que la carne de tiburón es beneficiosa para la salud, aunque esta contiene altos niveles de mercurio.
Los comerciantes del sureste asiático pagan fuertes sumas de dinero por estas especies. Los pescadores furtivos cortan las aletas de los tiburones y los arrojan de vuelta al mar, donde se desangran hasta morir. Según cifras de Bite-Back, una organización para la conservación de la vida marina, la cacería de aletas se cobra la vida de unos 73 millones de tiburones cada año.