Peter Benjamin es un exsoldado de 60 años que integró desde su juventud la comunidad LGTBI y, alentado por su libertad para decidir, se sometió a una cirugía de reasignación de género sin saber que iba a arrepentirse de tomar esa decisión.
El protagonista de esta historia confesó que integró las fuerzas armadas del Reino Unido desde los 16 hasta los 20 años. Sin embargo, fue separado de dicha institución cuando lo encontraron con una falda dentro del cuartel al cierre de una borrachera, según detalla al diario The Sun.
A lo largo de su vida, Peter logró casarse con tres mujeres, pero su vida cambió radicalmente cuando su tercer compromiso murió en 2011, ya que los médicos que lo atendieron ante su bajón anímico, le diagnosticaron disforia de género.
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Este cuadro es un trastorno psiquiátrico en el que un individuo no se siente a gusto con su sexualidad biológica.
Cansado de sentirse abatido por su condición masculina, Peter decidió extirparse los genitales en 2015. El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido cubrió la operación para que el exmilitar pueda mejorar su calidad de vida.
‘’Ese fue el único apoyo que tuve. No hubo psiquiatría de seguimiento, nada", confiesa Peter Benjamin al medio citado. Su salud mental cayó en picada luego de quedarse solo en su vivienda, ya que sus hijos no se hicieron cargo de él y le costó socializar con las personas.
"Esperaba tener más amigas, pero sucedió lo contrario. Pensé, 'Damas que almuerzan, se van de vacaciones, tienen amigos para tomar un café', pero simplemente no sucedió", recalca.
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Peter revela que prácticamente cayó en el alcoholismo y su salud se deterioró debido a las hormonas que tomaba, adquiridas por vendedores sin licencia. Además de la soledad, los foros en línea para los transgénero no lo ayudaron.
"Estaba viendo a los médicos por todo tipo de problemas. Mi consumo de alcohol estaba aumentando porque no podía soportar más ser transgénero. Simplemente tenía que salir de eso’’, pensó a medida que se hundía en las consecuencias de lo que denominó ‘’gran error de su vida’’.
Cansado de vivir en el fango, el hombre de 60 años decidió arrojar varias bolsas de ropa para mujer, pelucas y maquillaje a la calle, y optó por volver a identificarse como varón.
Aunque no actualizó su certificado de nacimiento en el que lo identifican con el sexo femenino, Peter Benjamin afirma que mantendrá a flote su orientación definitiva.
Alarmado por el supuesto caso de bloqueo hormonal a los niños de la Clínica de Género Infantil del Servicio Nacional de Salud, Peter cree que los problemas psicológicos incrementarán con los años.
“Vamos a tener hospitales de salud mental llenos, tratando con estos niños que han decidido que no son transgénero a medida que crecen”, sentenció.