El experimento tecnológico, el de los robots-strippers, fue inaugurado en un club de caballeros de Francia. En ese recinto nocturno se mostró cómo los humanoides, como si fueran bailarinas humanas, usaban tacones y movían las caderas sobre la barra al mismo estilo del pole dance.
El artista británico, Giles Walker, quien se encargó de inventar a estos robots-strippers, aseguró que sus creaciones no reemplazarán a las bailarinas originales del bar Strip Club Café de Nantes (Francia), donde fueron puestas a prueba.
Los innovadores prototipos tienen como finalidad generar nuevas experiencias en los asiduos de los locales nocturnos. “Fueron creadas para jugar con la noción del voyeurismo”, confesó Walker a un medio internacional.
El propietario del Strip Club Café, Laurent Roue, aseguró que los visitantes a su local podrían encontrar “muy sexys” a los robots giratorios de plástico y metal. “Para nosotros, es un guiño, un homenaje a la robótica”, contó a un medio internacional.
Según cuentan, Giles Walker habría recolectado chatarra de distintas partes de Europa para crear sus esculturas robóticas. Se había demorado, aproximadamente, unas 3 décadas en culminar con su experimento tecnológico.