
A lo largo de los últimos dos siglos, el dólar estadounidense se ha consolidado como el centro de gravedad del sistema financiero mundial. Su hegemonía descansa en tres pilares: la magnitud de la economía de Estados Unidos, la profundidad de sus mercados financieros y su papel dominante en el comercio internacional.
Un reciente estudio de Deutsche Bank confirma esa supremacía. Desde 1924, solo tres monedas —el franco suizo, el dólar de Singapur y el florín neerlandés— se han apreciado frente al billete verde. De las 55 monedas analizadas, 25 han perdido más del 99% de su valor en el último siglo.
“Solo tres monedas han logrado apreciarse frente al dólar en el último siglo. Todas las demás han perdido valor en mayor o menor medida, y muchas colapsaron casi completamente”, destaca el informe.
El impacto de esta hegemonía va más allá del tipo de cambio. Según el mismo estudio, buena parte de los rendimientos nominales obtenidos en distintas economías se diluye al expresarse en dólares constantes, consolidando a Estados Unidos como un ganador relativo en términos cambiarios.
Un informe de la Reserva Federal (Fed), publicado en julio, señala que el 58% de las reservas oficiales globales estaban denominadas en dólares en 2024. El euro ocupa el segundo lugar con un 20%, seguido del yen japonés (6%), la libra esterlina (5%) y el renminbi chino (2%).
Los economistas Carol Bertaut, Bastian von Beschwitz y Stephanie Curcuru, autores del documento, sostienen que “la función principal de una moneda es ser reserva de valor, y el dólar sigue siendo, con diferencia, la divisa preferida para ese propósito”.
En el comercio exterior, su presencia es casi omnipresente: entre 1999 y 2019, el dólar se utilizó en el 96% de las exportaciones de América, el 74% en Asia-Pacífico y el 79% de las operaciones fuera de Europa.
En los mercados financieros, su posición es incluso más fuerte. Según el Bank for International Settlements (BIS), el dólar participó en el 88% de las transacciones cambiarias en abril de 2022. Además, el 60% de la deuda emitida en moneda extranjera y más del 55% de los préstamos y depósitos transfronterizos están denominados en dólares.
Sin embargo, el panorama global actual está marcado por la incertidumbre. Según Eduardo Recoba, economista principal para Latinoamérica de iFOREX, los mercados operan sin un horizonte claro debido a la guerra comercial impulsada por Donald Trump y el prolongado shutdown en Estados Unidos, que ha frenado la publicación de datos clave como empleo o vivienda.
“El mercado no tiene un mapa para cartografiar las expectativas”, apunta Recoba.
A ello se suma la confusión generada por los rumores de un supuesto acercamiento entre Trump y Xi Jinping que nunca se concretó. En este contexto, el reciente “debilitamiento” del billete verde, explica Recoba, es más bien “una corrección natural del mercado tras años de especulación y sobrevaloración”.
Desde el frente local, el economista destaca el manejo prudente y profesional del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), bajo la conducción de Julio Velarde, como un ancla de estabilidad cambiaria. No obstante, advierte que flujos de dólares provenientes de actividades ilícitas, como la minería ilegal y el narcotráfico, distorsionan temporalmente el mercado y presionan la oferta de divisas.
En cuanto a las proyecciones, Recoba estima que la tendencia bajista del dólar continuará de forma moderada hasta fin de año, antes de un posible rebote en 2026, cuando la Fed deje de reducir su tasa de referencia y la economía estadounidense recupere impulso.
“Si China consolida su posición en la guerra comercial y Estados Unidos flexibiliza sus aranceles, el dólar podría volver a fortalecerse”, agrega.
A nivel regional, Recoba desmonta uno de los mitos más repetidos en los últimos años: la idea de que el sol peruano es la moneda más fuerte de Sudamérica. En su análisis, divisas como el peso mexicano y el real brasileño muestran una solidez estructural mayor, respaldadas por economías industrializadas y diversificadas, no por la exportación de materias primas.
“Son monedas que han salido mucho más solidificadas que el sol”, afirma. “En México tienes industria, en Brasil lo mismo. En cambio, en Perú y Chile exportamos piedritas, y en Colombia una bebida que te levanta en las mañanas”.
El economista ironiza que estas monedas —“moneditas”, como las llama— pertenecen a economías pequeñas, simples y con poco margen de maniobra en los mercados internacionales.
“El sol peruano no es el dólar de Sudamérica”, concluye. “Hay monedas mucho más interesantes, más jugosas, que juegan mejor en los mercados forex”.
El análisis de la Reserva Federal también revisa otros activos en las reservas internacionales. El oro, por ejemplo, representa más del 23% del valor total en 2025, aunque su aumento se explica más por la revalorización del precio que por una reducción de los activos en dólares.
La Fed reconoce que el euro podría ganar mayor peso si la Unión Europea avanza en su integración fiscal, pero el renminbi chino sigue sin consolidarse. “El tamaño de la economía china no se ha traducido en una mayor adopción del renminbi como moneda de reserva”, señala el informe.
La conclusión es categórica: salvo una crisis estructural o pérdida de confianza prolongada en la economía estadounidense, el dólar seguirá siendo la moneda dominante del sistema financiero internacional en el futuro previsible.
Con información de Bloomberg

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