El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su investigación titulada Perspectivas de la Economía Mundial, muestra un perspectiva positiva para los ciudadanos de estos países latinos, que se fundamenta en una combinación de factores internos y una estrategia regional que parece dar frutos en un momento crucial.
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En el informe más reciente del Fondo Monetario Internacional (FMI), se destaca que Venezuela lidera las economías más prometedoras de América Latina y Sudamérica, con un crecimiento del 4%.
Le siguen Paraguay, con un crecimiento del 3,8%; Uruguay, con 3,7%; y Perú, con 2,5%. México, como representante de Norteamérica, completa el grupo con un aumento esperado del 2,4%. Estos países son vistos como líderes en crecimiento económico en la región y capta la atención de inversores en todo el mundo.
Los otros países sudamericanos que, en menor medida, también tendrán buenas proyecciones económicas son Brasil, que ocupa el sexto lugar, con una tasa proyectada del 2,2%, y a continuación, Chile, que se posiciona en el séptimo lugar, con un crecimiento esperado del 2%.
Bolivia se encuentra en el octavo puesto, con una expectativa de crecimiento del 1,6%. En el noveno lugar, se encuentra Colombia, con un pronóstico de incremento del 1,1%. Por último, está Ecuador con crecimiento mínimo del 0,1%.
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A nivel global, el FMI advierte sobre una desaceleración económica generalizada. Se espera que de aquí al 2029, el crecimiento mundial se ralentizará un poco más de 3%. De acuerdo con las Naciones Unidas, también frenará el crecimiento global y las presiones demográficas, ya que las principales economías tendrán escasez de mano de obra.
Sin embargo, existen diversas políticas que podrían reactivar la economía a mediano plazo, por ejemplo, mejorar la asignación de capital y el trabajo entre empresas.
El FMI señala que la prioridad es reducir la inflación y, aunque las tendencias son positivas gracias a la caída de los precios de la energía, la tendencia se ha estancado. Las tensiones geopolíticas han provocado el incremento del precio de petróleo y las restricciones comerciales sobre las exportaciones chinas podrían motivar la inflación de productos.
La organización financiera también señala que, para evitar la reaparición permanente de la inflación, se tiene que continuar con el fortalecimiento de la política monetaria, fiscal y financiera. Para ello, se debe defender la independencia de los bancos centrales.