—¿Cómo reciben el anuncio de recuperar algunos lineamientos de la ley Chlimper?
—Han sorprendido las declaraciones del ministro. En cierta forma, tampoco es su tema, pues corresponde a los sectores de Midagri y MTPE. Ya Contreras lo había anunciado antes y luego de eso el Gobierno terminó cediendo una exoneración adicional para Essalud. Ahora, quieren más gollerías al sector agroexportador. Aquí, claramente, hay intereses empresariales que están presionando para obtener beneficios, yo diría, del tipo rentista, con exoneraciones y subsidios que nada tienen que ver con la productividad.
—¿No se perdieron 100.000 empleos con su derogación?
—No, en 2023 el promedio de empleos fue -8% menos que en 2022 y similar a 2021, es decir, 42.000 empleos, y no ha sido por la nueva ley 31110, sino por efectos adversos del clima. La nueva ley se aprobó fines 2020 y empleo agroexportador siguió creciendo en 2021 hasta mediados 2023. En el segundo semestre 2023 empezó la caída de producción de arándanos, mangos y espárragos por elevación de temperaturas en la costa. El problema ha sido climático, no de leyes.
—¿Por eso las cifras récord del año pasado?
—Si bien hubo problemas climáticos en el segundo semestre que afectaron la producción de arándanos y mangos, los envíos y su valor en 2023 han seguido en aumento. Por ejemplo, el valor de exportación de los arándanos fue del 25%, tuvieron un buen año. Entonces, efectivamente, el ministro usa las cifras para justificar beneficios que en realidad no favorecen la productividad en el campo, y lo peor es que están pidiendo flexibilizar aún más esta legislación desprotectora laboral de los trabajadores, que supuestamente se derogó con la ley Chlimper, pero que los mantiene sin CTS, derechos básicos, vacaciones ni mecanismos para acumular un fondo de jubilación.
—Pero se menciona que no hay puestos de trabajo permanentes en el sector.
—El régimen que tienen es de extrema flexibilidad, incluso excede parámetros básicos. Cuando uno mira cifras en promedio, se trabaja entre 7 y 9 meses cada año en la misma empresa o la misma actividad. Eso implica que no es un trabajo estacional, sino que tiende a ser permanente y debería llevar a que tengan un mínimo de condiciones a plazo indeterminado, una serie de beneficios y una relación laboral más estable. Pero las empresas solo los contratan por tres meses, luego otros por tres, y usan un mecanismo de rotación extrema de mano de obra. Eso nos lleva a un sector agro totalmente desprotegido.
—¿Y las remuneraciones?
—Han estado estancadas en el mínimo que establece la propia norma, pese a los grandes aumentos de exportaciones en los últimos años. Este crecimiento también debería poder distribuirse entre los trabajadores. El modelo ya llegó a su límite, tuvo su momento en una primera fase que fue interesante. Se necesita hoy un nuevo tipo esquema agroexportador, con más apoyo a las cooperativas y procesos para promover el crecimiento agrario. Pero no está en la agenda del Gobierno.