Moody's llevó del tramo estable a negativo su calificación sobre la Municipalidad de Lima al ubicarla de Baa2 a Baa3, y para su perfil crediticio, de Baa3 a Ba1.
A través de un comunicado, detallan que su nueva perspectiva se explica por la debilidad sostenida en el perfil de liquidez del municipio, que los coloca "en un desafío crediticio clave".
"El funcionamiento más fuerte, el saldo y el superávit de financiación de tesorería registrados en 2022 no dieron lugar a mejoras en las tenencias de tesorería, elevando la probabilidad de que la liquidez se mantenga débil por más tiempo", acotaron.
Moody's señala que la volatilidad histórica de los superávits de financiamiento en efectivo se une a la incertidumbre sobre la capacidad de la gestión del alcalde Rafael López Aliaga para mejorar sus tenencias de recursos en los próximos 2 o 3 años, "lo que aumenta los riesgos de liquidez".
En 2022, el balance operativo de la Municipalidad de Lima recuperó sus niveles previos al Covid-19, y registró un superávit de 19% en sus ingresos totales. Foto: difusión
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Recuerdan que los déficits de financiamiento en efectivo de años anteriores se atendieron con efectivo disponible, con lo que la municipalidad evitó nuevas deudas y continuar así con su plan de reducción; sin embargo, ahora se está agotando el colchón de liquidez.
¿Podría subir la calificación? Moody's señala que habría una mejora en la perspectiva si se registraran superávits de financiamiento en efectivo mayores a lo esperado.
Finalmente, la calificadora recordó que Lima está expuesta a riesgos ambientales, sociales y de gobernanza, y su infraestructura a choques como el calor, las sequías e inundaciones, así como a El Niño, que a la larga, pueden afectar su desempeño fiscal.
También cuestionan la desigualdad de ingresos, la informalidad imperante y la exigencia por mejoras de servicios. Estas tensiones "ponen en riesgo el ritmo de desarrollo".
Paneo. En 2022, el balance operativo de la Municipalidad de Lima recuperó sus niveles previos al COVID-19, y registró un superávit de 19% en sus ingresos totales. Ello contrasta los déficits observados en 2020 y 2021 (de 14% y 18%, respectivamente).