El Congreso está evaluando la posibilidad de un impuesto a los estratos altos de la población que tengan ciertos niveles mayores a 1.000.000 de soles en activos o en ingresos fiscales declarados en el último año. Es un impuesto progresivo que permitiría mantener un margen de maniobrabilidad al gobierno para continuar con una activa política fiscal expansiva y evitar un mayor deterioro de la demanda agregada del país. Hace unos días se han presentado estadísticas de consumo por países con Megadata. Por primera vez, en mucho tiempo, nuestro consumo está por debajo de los pares de la región.
Esto hace pensar que las sospechas sobre la funcionalidad de las políticas de martillo pueden llevar consecuencias nocivas en la economía, y que pueden ser crónicas en el crecimiento del país. Estaríamos pagando un alto precio de recesión a costa de un beneficio en incertidumbre. El Estado está buscando recursos y financiamiento: mediante Bonos, Fondo de Estabilización Fiscal y préstamos internacionales. La posibilidad de generar ingreso con clases altas, al estilo Goldman Sachs y el enunciado de Picketty, permite nuevamente recordar el argumento de este último autor con referencia a su teoría que analiza las desigualdades económicas.
Picketty menciona varias ideas, pero una proposición para reducir desigualdades es mediante un impuesto a los activos. Para poner un ejemplo práctico de ello: las rentas por fuente de trabajo son de 30% (cuarta y quinta categoría) y van ambas de la mano. Sin embargo, las rentas por alquileres son de 5%, independiente de lo que se tenga en 4 o 5 categoría. El dueño de activos, paga menos impuesto que el trabajador (como porcentaje), lo cuál exacerba más la desigualdad de trabajador versus dueño de activos. Este impuesto descrito arriba va en cierta medida de la mano con Picketty. La propuesta parece justa, ya que en éstos momentos, tanto la oferta como la demanda están siendo contraídas. Muchos activos se abaratarán y personas con cierta liquidez van a adquirir y especular sobre los activos.
Picketty es un economista Francés que estudió en la London School of Economics, y trabajo en el Massachussetts Institute of Technology (MIT). Se cansó de los pobres resultados del modelo Neoclásico que tiene mucha elegancia en la parte matemática pero poca efectividad en las recomendaciones de política: desigualdad pobreza y abusos del productor hacia el consumidor son sus resultados. Quizás el país esté en ello también. Las políticas de apertura de mercado nos resolvieron hace 20 años los problemas de estabilización macroeconómica. Sin embargo, éstas políticas no han coadyuvado a una efectividad en la parte de reforma del estado, salud, educación, desigualdad, poca efectividad del rol subsidiario del estado y corrupción.
El problema está en cómo formular un adecuado reglamento de impuestos a los ricos que evite la evasión y elusión fiscal. Hecha la ley, los mecanismos de evasión se abrirán hacia paraísos fiscales o se maquillaran con endeudamiento. Todo ello para reducir la gravación de los fondos que superen cierto límite. Además siempre queda la duda sobre la adecuada gestión de compras del Estado y asignación de recursos de gobierno central y subnacionales.
Esta medida es justa, Picketty la aplaudiría y finalmente evitaríamos la desigualdad que está siendo exacerbada en las últimas 6 semanas. Si ésta propuesta de impuesto a los ricos se plasma, me preocupa que, si llega el dinero al estado, puede que nuevamente no se ejecuta de la mejor manera (compras sobrevaloradas, pésima gestión publica, etc). Es decir, tendremos más de lo mismo: muchos informales y pymes que no van a poder soportar este escenario de recesión o casi depresión inducida.
(*) Profesor Asociado de ESAN.