El Banco Mundial estimó que para este 2020 las remesas caerán cerca de un 20 % a nivel global, como consecuencia de la crisis económica desatada por la pandemia del COVID-19.
Según la entidad, este descenso representa la más abrupta de la historia reciente y se debe a la falta de ingresos y empleo de los migrantes, que son los más vulnerables al estar albergados en países golpeados severamente por la emergencia.
Los cálculos arrojan que las remesas enviadas a los países de ingresos bajos y medianos, caerán un 19,7% hasta los 445 mil millones de dólares, afectando así el flujo de financiamiento para miles de hogares vulnerables.
Cabe precisar que las remesas alivian la pobreza en estos países, mejorando los índices nutricionales, vinculándose a un gasto más elevado en educación y combaten el trabajo infantil en viviendas desfavorecidas.
“Las remesas son una fuente de ingresos vital para los países en desarrollo. La recesión económica actual provocada por la COVID-19 está afectando gravemente la capacidad de enviar dinero a los hogares de origen y por eso es aún más urgente que acortemos el tiempo que llevará la recuperación para las economías avanzadas”, comentó David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.
En América Latina y el Caribe, los flujos se contraerán en 19,3 % tras crecer el 7,4 % en 2019 (96 mil millones de dólares) siendo Europa y Asia Central, con 27,5 % los que sufran más este golpe.
En plena pandemia, los costos de transferir remesas a Latinoamérica - el promedio de enviar 200 dólares a la región fue de 5,97 % en el primer trimestre de 2020 - se elevarían debido a las dificultades operativas, como los cierres de agentes y oficinas, acceso al dinero en efectivo, tipo de cambio y seguridad.
Finalmente, el BM calcula que para 2021 las remesas globales repuntarán un 5,6 %, ubicándose en 470 mil millones de dólares