En una semana crucial para el convulso proceso del Brexit, los diputados contrarios a una salida de la Unión Europea (UE) sin acuerdo el 31 de octubre intentarán aplazar esta fecha, provocando un choque frontal con el gobierno que podría desenvocar en elecciones generales.
Estas son actualmente las opciones que tiene el Reino Unido.
El primer ministro Boris Johnson, que llegó al poder a finales de julio en reemplazo de la dimisionaria Theresa May, afirma querer renegociar el Tratado de Retirada que su predecesora firmó con Bruselas y que fue rechazado tres veces por el parlamento británico.
Su principal exigencia a la Unión Europea es la abolición de la denominada “salvaguarda irlandesa”, un mecanismo destinado a evitar el retorno de una frontera física entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, país miembro del bloque.
La UE considera que dicha frontera podría amenazar el frágil acuerdo de paz del Viernes Santo, que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto en la región.
La “salvaguarda” solo entraría en vigor si, al término de un periodo de transición de unos dos años, no se ha logrado negociar una solución mejor. En ese caso mantendría a Irlanda del Norte en las reglas del mercado único y a todo el Reino Unido en una unión aduanera con Europa.
Johnson quiere reemplazarla por “arreglos alternativos” pero Bruselas, que defiende su necesidad, afirma que Londres no ha presentado aún una propuesta creíble.
Inicialmente previsto para marzo de 2019, el Brexit fue aplazado dos veces y Johnson asegura que no lo será un tercera vez: se declaró determinado a sacar al país de la UE el 31 de octubre con o sin acuerdo.
Y para demostrar que la amenaza de un Brexit brutal va en serio, intensificó los preparativos para una salida sin acuerdo.
Sus detractores temen que este escenario tenga catastróficas consecuencias económicas, monumentales atascos en los puertos, penuria de alimentos frescos, medicamentos y otros productos que el país importa.
Tampoco sería el fin de la historia: tras el divorcio, ambas partes deben negociar su futura relación comercial y de seguridad y para llegar a un acuerdo con su principal socio económico el Reino Unido se vería probablemente enfrentado de nuevo a cuestiones como la “salvaguarda irlandesa”.
Las partidos de la oposición anunciaron que intentarán presentar esta semana una proposición de ley para obligar al ejecutivo a pedir una nueva prórroga si no hay un acuerdo al 31 de octubre.
Varios diputados rebeldes del Partido Conservador de Johnson podrían respaldar este plan, aunque el primer ministro amenazó con expulsarlos de su grupo parlamentario y no permitirles volverse a presentar en las próximas elecciones legislativas.
Sin embargo, los opositores tendrán pocos días para intentar hacerse con el control de la agenda parlamentaria y aprobar la legislación en la Cámara de los Comunes y la Cámara de los Lores, dado que Johnson decidió suspender las labores parlamentarias entre la segunda semana de septiembre y el 14 de octubre.
Expulsado a los rebeldes, el gobierno perdería su corta mayoría parlamentaria, lo que alimentó la especulación de una inminente convocatoria de elecciones legislativas anticipadas.
También el opositor Partido Laborista podría forzar dichos comicios haciendo caer al ejecutivo en una moción de censura.
Sin embargo, correspondería a Johnson fijar la fecha de dichos comicios y teóricamente podría convocarlos para después del Brexit, imposibilitando que los diputados evitasen una salida de la UE sin acuerdo.
AFP