Julinho es recordado con mucho cariño en Sporting Cristal por los goles y títulos que cosechó. Asimismo, por la destacada campaña de la Máquina Celeste durante la Copa Libertadores de 1997, edición en la que avanzó hasta la final.
Sin embargo, el exfutbolista nacionalizado peruano no siempre se mostró con esa felicidad que lo caracteriza, puesto que vivió un complicado momento en su vida que pudo afectar en su carrera.
“Cuando fallece mi papá, se acabó mi mundo porque desde chiquito crecí contándole mis goles. Desde Perú yo lo llamaba por teléfono a contarle: ‘Viejo, metí un gol en tu nombre’. Después que él muere, yo a veces llamaba a la casa y le decía a mi mamá que me pase con mi papá, ella me decía: ‘Él ya no está’”, inició durante el programa “A Presión”.
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“Ese momento, venía la semifinal de Copa Libertadores y yo en el campo paraba llorando, me venía la pelota y las lágrimas me corrían, y había momentos en que me sentaba en el campo a llorar”, agregó.
“Son dos compañeros los que me hicieron jugar, cuando estaba sentado llorando se me acercan (Julio César) Balerio y (Pedro) Garay y me dijeron: ‘Te necesitamos, sabemos que no estás en buen momento, pero ¿Qué te pediría tu papá? ¿Qué le prometiste? Juega para él’”.
“En ese momento se me puso la piel de gallina y dije: ‘Vamos’. Ese partido contra Racing fue el mejor partido de mi vida y se lo dediqué a mi padre. Yo estoy eternamente agradecido con Balerio y Garay, ellos fueron mis ángeles de la guarda”.